Registro multicéntrico nacional que describe los resultados de una amplia cohorte de pacientes tras implante de válvula aórtica transcatéter analizando los predictores de mortalidad hospitalaria y a medio plazo.
El estudio que comentamos parte de que el tratamiento de la estenosis aórtica grave sintomática se ha revolucionado con la técnica de reemplazo valvular aórtico transcatéter. El objetivo que se plantea es presentar la evolución y los predictores de mortalidad de los pacientes incluidos entre 2010 y 2011 en el Registro Nacional de Reemplazo Valvular Aórtico Transcatéter.
La metodología empleada fue la siguiente: se recogieron 131 variables previas al procedimiento; 31 perioperatorias y 76 de seguimiento clínico. Se analizó el éxito inmediato del implante, la variable combinada de seguridad a los 30 días y la mortalidad por cualquier causa a 30 días y al seguimiento máximo (media, 244 días).
Los resultados comunicados fueron los siguientes: desde enero de 2010 hasta diciembre de 2011, se incluyeron 1.416 pacientes: 806 válvulas Edwards y 610 CoreValve. El éxito del implante y la mortalidad hospitalaria fueron del 94 y el 9% respectivamente, sin diferencias entre válvulas y accesos. La variable combinada de seguridad a 30 días y la mortalidad al seguimiento máximo fueron del 14 y el 16% del total respectivamente, también similares entre grupos de válvulas y accesos. La presencia de comorbilidades (insuficiencia renal, enfermedad vascular periférica, fracción de eyección y fibrilación auricular), la necesidad de conversión a cirugía y la insuficiencia aórtica al menos moderada tras el implante se identificaron como predictores independientes de mortalidad a medio plazo.
Ante estos resultados los autores concluyen que la selección del paciente teniendo en cuenta su comorbilidad y la optimización del resultado para minimizar el grado de insuficiencia aórtica residual puede mejorar el pronóstico de estos pacientes.
Comentario
El tratamiento de la estenosis aórtica grave sintomática ha evolucionado notablemente en los últimos años gracias al desarrollo de la técnica de implantación de válvula aórtica transcatéter (TAVI, transcatheter aortic valve implantation). Esta técnica se ha demostrado superior al tratamiento médico conservador para los pacientes no candidatos a cirugía y no inferior a la cirugía convencional para los pacientes de alto riesgo quirúrgico. En este sentido, las nuevas guías de tratamiento de la enfermedad valvular elaboradas conjuntamente por la Sociedad Europea de Cardiología y la Sociedad Europea de Cirugía Cardiotorácica proporcionan a la TAVI un grado de recomendación I/B para pacientes no quirúrgicos y IIa/B para los de alto riesgo quirúrgico. Asimismo, estas guías inciden en la necesidad de indicar la TAVI dentro del consenso de un heart team y que el procedimiento se lleve a cabo en un centro que cuente con un equipo de cirugía cardiaca.
Este estudio es relevante ya que aun siendo voluntario ha conseguido incluir el 80% del total de válvulas implantadas en España desde la fecha de inicio del registro, lo que nos da una visión bastante adecuada de qué tipos de pacientes se están incluyendo, y lo que es más importante, cuáles son los resultados esperados en los mismos.
Dentro de las limitaciones hay que destacar que no se han recogido algunas variables clínicamente relevantes (como la insuficiencia mitral o la enfermedad pulmonar obstructiva crónica) en todos los pacientes, por lo que no se las ha incluido en el análisis multivariable final, lo que puede limitar un poco el valor predictivo del estudio. Los eventos han sido reportados por los investigadores pero no han sido adjudicados de manera independiente, lo que puede ser un sesgo importante del estudio. Destaca que en el análisis multivariable los tipos de válvula y acceso empleado no aparecen en el modelo como predictores de eventos.
Como comentario final mencionar dos mensajes que nos transmite este estudio y que pueden ser de gran importancia, el paso a cirugía tras realizar TAVI aumenta 5 veces el riesgo de eventos por lo que se debe seleccionar de forma cuidadosa a los enfermos, y la presencia de insuficiencia aórtica moderada a severa tras el procedimiento no va a ser nada anecdótico ya que triplicará el riesgo de eventos.
Referencia
- Manel Sabaté, Sergio Cánovas, Eulogio García, Rosana Hernández Antolín, Luis Maroto, José María Hernández, Juan H. Alonso Briales, Antonio J. Muñoz García, Enrique Gutiérrez-Ibañes, Jorge Rodríguez-Roda.
- Rev Esp Cardiol. 2013;66:949-5.