Algunos popes de la cardiología internacional poco menos que alardean de haber descubierto la que todos llamamos “curva en J”. Igual es que son demasiado jóvenes, demasiado presuntuosos o demasiado olvidadizos. La curva en J se conoce y se llama así desde hace muchos años. De hecho, es inherente a la biología. Es inevitable.
Los médicos sabemos poco de matemáticas, pero es imposible que un parámetro biológico de valor 0 se acompañe de mortalidad 0; asintóticamente tendería al infinito. Por tanto, siempre nos vamos a encontrar con la dichosa curva: la relación entre la mortalidad o cualquier otra complicación que consideremos y la presión arterial, la glucemia, el índice de masa corporal, el ejercicio, el consumo de alcohol o mil otras cosas más es lineal, hasta que deja de serlo. Este valor más bajo de la relación se llama nadir. Y ha sido el Santo Grial de muchos estudios antiguos y contemporáneos, para transformar este nadir en un objetivo terapéutico. Lo anterior no rige para las sustancias tóxicas, como el tabaco. Aquí sí que la cantidad idónea es 0. Para las demás, algo o bastante es bueno, mucho es malo y nada también.
De modo que, cuando algunos afirman que para alguna variable, por ejemplo, el colesterol, no hay curva en J, lo que en realidad están queriendo decir es que no se ha encontrado el nadir aún. Las razones pueden ser varias. Una es que no puede alcanzarse con los procedimientos terapéuticos disponibles. Otra es que sea variable en función de características personales u otras, conocidas o no. El problema que algunos olvidan es que el nadir biológico no es un punto, sino un rango de valores, justo la barriga inferior de la J. Y se empeñan en señalar un valor único a partir del cual es bueno o malo actuar de una determinada manera. Lo sensato es sentar un rango, que muchas veces además no es fijo ni el mismo para todos.
La curva en J no deja de ser sino una traducción científica de la norma que rige casi todo, y también las conductas: In medio, virtus. O sea, que en el fondo es equiparable a la sensatez, la prudencia y la mesura clínicas, la base de la medicina antes y ahora. Todo es así ¿Cómo debo vestir para una fiesta con amigos? Pues ni de boda ni de chándal. ¿Y cómo debo salir? Pues ni sediento ni borracho (esto último lo decía nada menos que Aristóteles). Todo es curva en J. Busquemos nuestro nadir.