En la formación de todo médico, lo que conocemos como 'troncalidad' constituye la base sobre la que debe asociarse conocimientos y habilidades específicas. Así, la biología molecular, anatomía funcional, fisiología, fisiopatología, etc., constituyen elementos indispensables.
En el ejercicio de la Medicina, la relación directa con el paciente a través de la historia clínica (motivo de consulta, antecedentes, anamnesis y exploración física) nos permite establecer una hipótesis diagnóstica, un plan diagnóstico complementario, una estrategia terapéutica y un plan de seguimiento. Por tanto, la exploración física es un elemento fundamental de relación con el paciente y la base sobre la que construir un diagnóstico apropiado.
Las pruebas complementarias, por definición, complementan la hipótesis diagnóstica clínica y en ningún caso deben sustituirla. En mi opinión, sería muy peligroso que la tecnología suplementara la esencia de la Medicina, que representa la anamnesis y la exploración física. Somos necesarios para llevar a cabo nuestras pruebas complementarias, pero en lo que somos imprescindibles es en la toma de decisiones a la cabecera del paciente, y para ello la historia clínica es el 'corazón' de nuestro oficio como médicos.
En pacientes cardiológicos agudos y crónicos lo fundamental es la toma de decisiones clínicas; las pruebas complementarias deben ayudarnos a que las decisiones sean las más acertadas para el paciente, contando siempre con su opinión. Mis maestros me enseñaron que sólo los médicos que basan sus decisiones en su 'excelencia' en la realización de la historia clínica, en particular, una excelente exploración clínica que en Cardiología tiene a la auscultación como un elemento esencial, son los mejores profesionales.