Escribo este post desde Nueva Orleans, aún en el American Heart Association Scientific Sessions 2008. No he querido esperar a mi vuelta a España para comentar con vosotros los interesantes resultados presentados aquí respecto al estudio JUPITER.
Este trabajo se ha realizado en 17.802 personas aparentemente sanas, hombres de más de 50 años y mujeres de más de 60. Todos ellos contemplaban cifras normales de colesterol, y en sus análisis sólo se apreciaban tasas elevadas de proteína-C reactiva de alta sensibilidad (>2 mg/dL).
A la mitad de estas personas se les administró rosuvastina y a la otra mitad, placebo. El objetivo primario fue comprobar el efecto sobre la tasa de ictus, infarto de miocardio, angina inestable y necesidad de revascularización mediante angioplastia o cirugía a los 5 años. Los resultados han demostrado una reducción de las complicaciones de un 44%, con una reducción de la mortalidad del 20%.
La importancia de estos resultados presentados en Nueva Orleans ha sido reflejada incluso en los más importantes medios de comunicación estadounidenses, como podemos leer en este artículo del New York Times.
Creo que el estudio JUPITER nos obliga a plantearnos algunas cuestiones importantes de cara al futuro:
- En la actualidad, esta determinación de proteína-C reactiva se le realiza a muy poca gente. De hecho, en algunos centros no se hace nunca. Pero a raíz de estos resultados del estudio JUPITER, ¿no deberíamos incorporar esta medición a todos los reconocimientos médicos? ¿Habría que considerar su implantación en todos los laboratorios? Y más aún, si consideramos que se trata de un tema de prevención, ¿deberían las Administraciones financiarlo de alguna manera?
- Aunque ya la consideramos marcador de riesgo, ¿son los datos extraídos en JUPITER suficientes para valorar a la determinación de proteína-C reactiva como un nuevo factor de riesgo?
- Y por último, ¿pueden tener el mismo comportamiento otras estatinas que también reducen la proteína-C reactiva?