Se ha puesto en marcha la iniciativa, 'Juntos contra el aislamiento digital', en la que la SEC participa junto a otras sociedades científicas, colegios profesionales, colectivos o individuos implicados en la salud 2.0. Su objetivo: facilitar a personas y entidades la aplicación de iniciativas digitales en salud (e-salud) que respondan a sus inquietudes y necesidades.
El desarrollo de las nuevas tecnologías puede ayudar a la salud de los ciudadanos, y es una oportunidad de universalizar el conocimiento y mejorar los cuidados, pero se les debe pedir equidad y que consigan mejorar la calidad y seguridad en los procesos sanitarios. Con esta intención queremos impulsar un movimiento a favor de la reducción de la brecha digital en el ámbito de la salud. Reduciendo la separación entre los que tienen acceso a la e-salud y los que no la tienen, independientemente de la causa. Si quieres conocer más sobre esta iniciativa visita www.contraelaislamientodigital.com, o síguenos en Twitter mediante la etiqueta #sherpas20. Aprovecho también para agradecer la invitación de Laboratorios Menarini, líder e impulsor de este fantástico proyecto.La e-salud es la práctica de cuidados sanitarios sustentada en tecnologías de la información y las comunicaciones. Otro aspecto diferente trata sobre los cuidados sanitarios informatizados que se incluirían en la telemedicina. Ambas se complementan. La e-salud no es una forma diferente de prestar servicios sanitarios, sino que debe complementar a las formas tradicionales e intentar mejorar aspectos como la accesibilidad, rapidez en la atención, demoras, sistematización de alertas, reducción de costes, reducción de la variabilidad clínica con mayor efectividad diagnóstica o terapéutica, etc.
La e-salud nos trae una nueva dimensión en la atención de la salud permitiendo el aumento de las interacciones entre pacientes, un mayor acceso a información personalizada, al apoyo social y emocional, mejor adherencia al tratamiento o a indicaciones sobre autocuidados o hábitos saludables, etc., pero también la e-salud tiene limitaciones específicas, como los errores en la identificación, la confidencialidad y la privacidad, entre otros.
Globalmente, creemos que la e-salud puede aportar beneficios al conjunto de la sociedad, por lo que como responsables de la salud de la población queremos potenciar su utilización de forma racional detectando los riesgos e interviniendo con posibles soluciones. La sobreinformación o el uso inadecuado de la información también deberían tenerse en cuenta.
Como primer paso para reducir la brecha digital, tenemos que demostrar y difundir los beneficios de la tecnología en salud una vez evaluados los riesgos de su implementación, así como el coste-efectividad. Tenemos que llegar a los escépticos, tanto profesionales como pacientes, con resultados. La realidad, es que disponemos de escasa evidencia sobre estos aspectos. Impulsar estudios que demuestren los efectos de la e-salud y que nos enseñen cómo utilizarla es uno de los objetivos de los que participamos en esta iniciativa.
Otro punto relevante sería promover que se legisle sobre contenidos y usos de páginas web relacionadas con la salud, así como dispositivos o aplicaciones que finalmente tienen un uso sanitario. Evitando el intrusismo y la confusión en la población se ayudaría a la utilización correcta de la e-salud.
Las poblaciones de mayor riesgo de exclusión tecnológica están identificadas: son aquellas con peores condiciones económicas o culturales o las de mayor edad. Casualmente, en estos grupos también se produce con mayor frecuencia un menor acceso a los servicios sanitarios tradicionales, por lo que la inequidad puede verse potenciada con la incorporación de la e-salud. Son necesarias políticas de salud pública que incorporen el uso de las nuevas tecnologías de forma sistemática. Llegar con la e-salud a los lugares de ocio (como hogares de jubilados), de creación de juegos, institutos, etc. debería ser una realidad.
Por otra parte, incorporar conocimientos sobre comunicación y tecnología en los programas de formación de las facultades dirigidos a los profesionales de la salud mejoraría la práctica de estos en el futuro. Para llegar al mayor número de pacientes, es necesario adaptar los contenidos a las necesidades de los usuarios, facilitando su difusión y el uso de forma agradable. Conseguir entornos fáciles de usar con bajo aprendizaje sería el objetivo.
Vivimos un momento de la historia en el que, como profesionales sanitarios, disponemos de mayores recursos tanto para intervenir en la salud de la población de forma preventiva como en la atención del paciente. La tecnología no debe potenciar la sobremedicalización que sufre la población sino que debe facilitar los autocuidados y la adherencia. Tenemos que conseguir que nos acerque a aquellos individuos con mayores necesidades o a los que tienen dificultades de acceso.
Las iniciativas digitales en salud nos hacen reflexionar sobre nuestra responsabilidad de mejorar la salud cardiovascular y la necesidad de planificar estrategias de acción para contar con todas las armas que estén a nuestro alcance para lograr nuestro objetivo.