Ensayo aleatorizado en el que se compara la publicación de referencias de artículos de la revista Circulation en las redes sociales frente a la no divulgación de las mismas, y valora su impacto en la difusión de los trabajos de investigación.
Las revistas médicas utilizan las redes sociales para distribuir los hallazgos de sus artículos publicados. Es aún desconocido si la exposición de los artículos a las redes sociales mejora los indicadores de impacto de los artículos.
En este estudio, los artículos fueron aleatorizados a recibir exposición a las redes sociales desde Circulation, incluyendo posts en los perfiles de Facebook y Twitter de la revista. El objetivo primario fue las páginas vistas en 30 días. Se realizó un análisis por intención de tratar comparando las páginas vistas del artículo mediante el test de Wilcoxon entre los artículos aleatorizados a redes sociales y el grupo control que no recibió difusión en redes desde Circulation. Los grupos preespecificados incluyeron el tipo de artículo (poblacional/clínico/básico), autor de los EE. UU. vs. No-EE. UU. y si el artículo recibió un editorial. En total, 243 artículos fueron aleatorizados: 121 en el brazo de redes sociales y 122 en el brazo de control. No hubo diferencias en la mediana de páginas vistas a los 30 días (409 [redes sociales] vs. 392 [control], p=0,80). No se observaron diferencias según el tipo de artículo (clínico, población o básico; p=0,19), ni el artículo recibió un editorial (p=0,87) o el autor fue estadounidense (p=0,73).
Una estrategia de redes sociales para una revista cardiovascular no incrementó el número de veces que el artículo fue visto. Se necesita más investigación para entender los mecanismo en los que las redes sociales puedan incrementar el impacto de la investigación cardiovascular publicada.
Comentario
Las redes sociales vienen revolucionando el mundo en general desde hace unos 5 años, tanto a nivel de relaciones personales, comunicación, política organización de grupos o incluso en investigación biomédica. Las revistas y sociedades de mayor impacto tradicional tienen perfiles con muchos seguidores y por lo tanto un impacto potencial mayor como posibilidad de visualización de los contenidos que generan.
Este artículo analizó si ese impacto potencial, mediante la publicación en Twitter y Facebook, aumentaría el número de veces que el artículo se visualiza en la web y concluye que en ninguno de sus objetivos una difusión por redes sociales mejora la cantidad de veces que este artículo es visto en la web.
Aunque llamativo para los (casi) nativos digitales tenemos que tener en cuenta que pocos cardiólogos o médicos tienen cuenta en redes sociales, menos son activos en ellas y menos aun las utilizan como método principal para una puesta al día en la investigación. Asimismo, aquellos que las utilizan no es el único medio por el que consumen contenidos, utilizando también los tradicionales (prensa en papel, email, acceso directo a la web...). Por lo tanto es reducido el impacto potencial real en redes sociales de las revistas en el grueso de la cardiología. Es por ello que la SEC puso en marcha el proyecto CardioTuit, para dar a conocer y ayudar a los cardiólogos en el mundo de las redes sociales.
Por otro lado, el diseño del artículo permitía detectar diferencias de hasta el 17% en páginas vistas a los 30 días con un poder estadístico del 80% lo que nos quiere decir que los autores consideran como relevantes diferencias de al menos un cambio 17% en las visitas a un artículo debido a las redes sociales, algo que es bastante optimista.
Se excluyeron aquellos artículos que se presentaron durante el congreso de la AHA y aquellos con cobertura de prensa desde la AHA, precisamente aquellos que tuvieron más repercusión, tanto científica, como en las redes sociales. Otra crítica, que los mismos autores comentan en la discusión, que puede hacerse al estudio es el endpoint primario medido como páginas vistas en 30 días. Habitualmente se presentan los resultados principales de los artículos en el cuerpo del tuit y se acompañan de una figura representativa lo que junto a los comentarios del resto de los usuarios puede ser suficiente para muchos cardiólogos en cuanto a lo que esperan de Twitter. Es decir, ven lo más importante del artículo desde su teléfono móvil, de forma instantánea, reciben el mensaje principal y ya leerán, en casa o en el hospital, el artículo, pero seguramente no accediendo al mismo a través de Twitter.
Algo que no tienen en cuenta los autores, y que sería de difícil aleatorización, es la repercusión que pueden tener los posts que provengan de los usuarios, es decir, la difusión que un usuario ajeno a Circulation pueda hacer publicando alguno de los artículos y que probablemente tenga mayor impacto que un tuit oficial. Por poner un ejemplo, solo José Juan Gómez de Diego (@josejgdnews) tiene más seguidores en Twitter que Circulation (@CircAHA), y Eric Topol (@EricTopol) diez veces más.
Las redes sociales tienen su gran valor diferencial frente a otros medios en nuevas tecnologías en cuanto a que son interactivas y permiten la comunicación multidireccional. En este trabajo se evalúa una forma de proceder, digamos, 1.0, es decir un solo emisor con múltiples receptores que no se relacionan entre ellos.
Aunque parece bienintencionado y con voluntad de difusión y estudio de las nuevas tecnologías de la comunicación en cardiología, los resultados de este artículo pueden ser confusos y darnos la impresión de que las redes sociales "no valen para nada". En cualquier caso hay que valorar la iniciativa de los autores y de Circulation en poner en primera plana el valor que están tomando las redes sociales y que aunque sea un estudio con resultado negativo abre el camino para nuevos análisis.
La redes sociales están aún en desarrollo, y más en cardiología, por lo que su impacto real todavía no es determinante en la difusión de la investigación, al igual que pudo ser el correo electrónico hace 10 años. A nadie se le ocurriría ahora hacer este estudio para determinar si el correo electrónico aumentaría la difusión de un artículo y su uso tendría una recomendación IC. Las redes sociales, por ahora, quedan con una recomendación IIbC, que seguro cambiará en poco tiempo.
Por último, les recomiendo la lectura del post del Dr. Gómez de Diego en su blog personal Cardio2.0, donde amplía y mejora el análisis de este artículo.
Referencia
A Randomized Trial of Social Media from Circulation
- Fox CS, Bonaca MP, Ryan JJ, Massaro JM, Barry K, Loscalzo J.
- doi: 10.1161/CIRCULATIONAHA.114.013509.