Métodos y resultados: entre 1991 y 2009, un total de 64.561 adultos (edad media, 54,5±12,7 años; mujeres 46%; 64% blancos) sin historia previa de FA se sometieron a una prueba de esfuerzo. Los autores recogieron variables clínicas y demográficas de la población. La incidencia de FA se determinó mediante los datos de la historia médica. Mediante un análisis multivariante (regresión de Cox) se estimó la asociación independiente de la forma física con la incidencia de FA. Durante un seguimiento de 5,4 años, se diagnosticaron 4.616 nuevos casos de FA. Tras ajustar por posibles factores de confusión, cada aumento de un equivalente metabólico (MET) alcanzado durante la ergometría se asoció con un 7% de riesgo menos de incidencia de FA (RR 0,93; IC 95% 0,92-0,94; P <0,001). Esta relación siguió siendo significativa después de hacer ajuste estadístico para cardiopatía isquémica. La magnitud de la asociación inversa entre forma física y FA fue mayor entre los obesos en comparación con los individuos no obesos.
Los autores concluyen que existe una relación inversa entre la forma física y la incidencia de FA, especialmente entre los pacientes obesos. Esta diferencia es proporcional al esfuerzo físico alcanzado (a mayor esfuerzo, menor FA).
Comentario
La FA es una arritmia en expansión. El conocimiento sobre la misma evoluciona a gran velocidad, siendo el núcleo de numerosísimas líneas de investigación. Mientras los tratamientos intervencionistas como la ablación de venas pulmonares ganan popularidad y seguidores, los autores de este estudio centran su atención en medidas no farmacológicas como la actividad física.En este estudio prospectivo se clasificó a los pacientes según el rendimiento alcanzado en una ergometría. Para evitar potenciales sesgos, se estratificó el análisis teniendo en cuenta variables asociadas a mayor riesgo de FA (hipertensión, diabetes, cardiopatía isquémica...). Los resultados mostraron una relación lineal e inversa entre los METs alcanzados y la incidencia de FA, del tipo dosis-respuesta. El beneficio de la forma física fue consistente en todos los subgrupos analizados, pero de manera más marcada en los pacientes obesos. Es posible que nos estemos acercando al día en que la actividad física sea uno de los pilares de la prescripción médica en el tratamiento de la FA, más allá de los fármacos.
Algunos estudios anteriores mostraron resultados contradictorios, con una mayor incidencia de FA en pacientes deportistas, pero los autores de este estudio consideran que esto solo ocurriría en pacientes con una gran exigencia física, como los deportistas de élite.
Los autores son conscientes de las limitaciones inherentes a un estudio observacional. Es posible que el efecto asociado a la forma física sobre la incidencia de FA se haya infraestimado, debido a la ocurrencia de episodios de FA paroxística no detectados durante el seguimiento.
Referencia
Cardiorespiratory Fitness and Risk of Incident Atrial Fibrillation Results From the Henry Ford Exercise Testing (FIT) Project- Qureshi WT, Alirhayim Z, Blaha MJ, Juraschek SP, Keteyian SJ, Brawner CA, Al-Mallah MH
- Circulation. 2015 May 26;131(21):1827-34.