El tabaquismo sigue siendo nuestro principal problema de salud pública, y lo seguirá siendo mientras no se evite la incorporación de nuevos adictos a esta epidemia. La prevención del tabaquismo es una carrera de fondo, en la que cualquier parón puede hacerte retroceder muchos puestos.
A los sanitarios, y sobre todo los que nos implicamos más activamente en el abordaje del tabaquismo, nos sorprende lo difícil que es remar por la prevención del tabaquismo. Existen varias barreras, la principal es la propia industria tabaquera, que se constituye en un poderoso lobby económico que necesita renovar su cuota de mercado, lo cual puede ser entendible. Otra barrera más difícil de entender es la de los políticos, y especialmente los encargados de velar por la salud de la población. ¿Por qué el tabaco ha dejado de ser un objetivo prioritario en los planes de prevención? ¿Por qué hace años que no vemos una campaña nacional de prevención del tabaquismo? El tabaco causa un 15% de las muertes ocurridas en España, una proporción mucho más alta que la de los accidentes de tráfico. Sin embargo, desde la ultima Ley de Tabaco, que entró en vigor en 2011, el reloj de la prevención del tabaquismo se ha parado en seco. La Ley de Tabaco ha reportado grandes beneficios en términos de salud pública, reducción clara de la prevalencia de fumadores, reducción de la tasa de ingresos por infarto, reducción de los reingresos por asma tanto en niños como en adultos, reducción drástica de la contaminación por partículas finas en lugares de ocio... Y quizá lo más importante, las nuevas generaciones empiezan a percibir que fumar ya no es 'lo normal'. Al margen de estos logros, de los que todos somos testigos, no podemos quedarnos cruzados de brazos. En España la prevalencia de fumadores habituales está en 29% según el Eurobarómetro 2014, lo que nos sitúa por encima de la media de la Europa de los 28 (26%), y en el noveno lugar en el ranking de países con mayor prevalencia. Y el dato más alarmante, España tiene la edad de inicio en el hábito de fumar más temprana de la Unión Europea (16,7 años). Señores políticos, responsables de sanidad, tienen ustedes mucha tarea pendiente, los sanitarios no tenemos dinero, pero tenemos razones. La regulación del tabaquismo tiene un sentido, ha demostrado ser eficaz en reducir la prevalencia de fumadores y la morbimortalidad asociada al tabaquismo. Dicha regulación requiere la cooperación entre muchos sectores del gobierno: comercio, finanzas, agricultura, educación y por supuesto sanidad. El apoyo de la opinión pública es importante, y por ello el lobby del tabaco trata de ganarse a un sector de la misma con argumentos como el de que la regulación del tabaquismo atenta contra las libertades individuales y nos condena a la versión más pérfida del Nanny State. Sin embargo, la libertad del fumador se acaba en el momento en que se convierte en adicto a la nicotina, que se lo digan a mis pacientes...
Mientras el tabaco siga causando enfermedad y muerte, mientras sigamos oyendo su mortífero tic tac, nuestro deber es seguir dando cuerda al reloj de la prevención. Los sanitarios debemos seguir remando, pero los políticos tienen que mover ficha. Campañas que no existen, tratamientos eficaces que no se financian, unidades de tabaquismo que brillan por su escasez o ausencia… Señores políticos, tienen mucha tarea pendiente, y se me ocurren muchas formas de seguir remando.