Hasta 1882 no hubo en España ninguna mujer médico. Hoy en día las mujeres en la facultad superan con creces a los hombres. Las percepciones no cambian tan rápidamente como la realidad, pero sí la construyen. ¿Podemos hacer algo para modificar los estereotipos de género en nuestra profesión?
Decenas de miles de personas recorrieron el centro de Madrid el pasado 7 de noviembre para exigir el fin de la violencia contra las mujeres, convertir este asunto en una cuestión de Estado y reconocer que esta vulneración de derechos se produce también fuera de las relaciones de pareja. Uno de los objetivos de esta marcha era hacer visible y extirpar de la 'normalidad' las otras violencias, porque "no sólo se da en el ámbito de la pareja, también se da en el entorno laboral, social, en las relaciones familiares, la publicidad o los medios". En esta macha participaron muchos hombres, ya que la violencia de género no puede ser entendida como una lucha de sexos, sino como un grave y muy arraigado problema social que nos atañe a todos.
Tras más de 10 años de la Ley Integral contra la Violencia de Género de 2003 y la de Igualdad de 2007, que debían sentar las bases estructurales que hicieran posible la erradicación del problema, la violencia machista sigue cobrándose cada año una insoportable cantidad de víctimas: 56 en 2014; 63 en 2013; 56 en 2012; 69 en 2011... Así, año tras año. En lo que llevamos de 2015 ya son 47 las mujeres que han muerto a manos de sus parejas o exparejas. La legislación es un paso necesario para conseguir cambios sociales, pero no necesariamente suficiente. La construcción social y cultural de los roles de géneros y la sutileza en el ejercicio de la violencia por su normalización requieren acciones más transversales y que incidan en la misma construcción y mantenimiento de los estereotipos.
Probablemente uno de los mejores ejemplos de estereotipo de género y que a su vez más contrasta con la realidad es la del médico y de forma importante la del cardiólogo. La cardiología, una especialidad históricamente masculina, está teniendo una rápida feminización con presencia de la mujer cardióloga en todas las áreas, desde la investigación básica hasta la cardiología intervencionista. No obstante, esta feminización no se ha acompañado con un cambio de la misma velocidad en la participación y representación de la mujer cardióloga en puestos de responsabilidad o en la esfera pública.
Las razones son varias y de forma importante cuentan las barreras internas. El reconocimiento de ese rol público y de la propia ambición profesional son barreras habituales en la mujer profesional, aun culturalmente preparada para un rol más pasivo. Por otra parte, la conciliación laboral-familiar siempre afecta más a las mujeres.
Trabajar desde nuestra Sociedad profesional la visibilidad de esta feminización no es sólo un tema de equidad profesional. Tiene impacto social al contribuir a cambiar esos arraigados estereotipos de género y hacer visibles los cambios sociales que conforman una nueva realidad. Por otra parte, este cambio ha demostrado ser positivo. Cada vez más mujeres se forman en cardiología y esto está teniendo un efecto dinamizador favorable en la cardiología española. Nuevas formas de hacer, nuevas formas de colaborar, nuevas sinergias en liderazgo.
Como Sociedad científica también tenemos un compromiso con la sociedad y nuestros pacientes para cambiar estereotipos, ya no del proveedor, sino de la misma enfermedad. Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en mujeres a nivel mundial. Concretamente, la cardiopatía isquémica causa 10 veces más mortalidad que el cáncer de mama (20% vs. 2%) en las mujeres europeas. Sin embargo, esta no es la percepción social ni mucho menos la percepción de riesgo que tienen las propias mujeres, lo que puede explicar en parte el habitual infradiagnóstico y retraso en tratamiento que tienen las mujeres con enfermedad cardiovascular.
La violencia de género ha de ser una cuestión de Estado, pero también de nuestra Sociedad, y por tanto un asunto de todos. Cambiar percepciones erróneas requiere ir más allá del sistema sanitario, nuestra Sociedad profesional y científica, dado su prestigio, influencia y capacidad de innovación, tiene la oportunidad de realizar acciones concretas que sin duda ejercerán un gran impacto en la construcción social de una nueva realidad de reconocimiento de la diferencia, visibilidad y respeto.
Este cambio de percepción, tanto del proveedor como de la propia enfermedad cardiovascular, forma parte de los pasos previos imprescindibles y necesarios que como sociedad civil debemos avanzar para acabar con esta lacra que enluta hogares y nos entristece a todos. Una oportunidad para la acción, una esperanza de cambio.
Referencias
- #7N. La manifestación feminista no es solo de mujeres. El País. María Sánchez Sánchez 07/11/2015 - 15:24 CET
- Ni una asesinada más. El Mundo. Rafael J. Álvarez. 07/11/2015.
- Observatorio de Violencia de Genero del CGPJ.
- Género y Liderazgo.
- Townsend N, et al. Cardiovascular disease in Europe. Epidemiological update 2015. European Heart Journal. doi:10.1093/eurheartj/ehv428.
Mujeres en la cardiología
Durante el Congreso de las Enfermedades Cardiovasculares Bilbao 2015 se celebró ua reunión sobre el papel que la mujer desempeña en la cardiología. Durante la misma se hizo hincapié en la necesidad de empoderar a las cardiólogas con herramientas de liderazgo, atendiendo a sus necesidades específicas y compartidas. Además, y dado que las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en la población femenina mundial, este grupo desea influir en la escasa percepción del riesgo que tienen las propias mujeres, lo que explica en parte el habitual infradiagnóstico y retraso en el tratamiento que padecen este colectivo.
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