El objetivo es utilizar la ‘edad biológica’ derivada de la aptitud física, como una herramienta para fomentar los cambios de estilo de vida positivos para la salud cardiovascular.
Este estudio retrospectivo de cohortes incluye 57.085 pacientes sin enfermedad coronaria establecida o insuficiencia cardiaca (edad media 53 años, 49% mujeres, 29% raza negra) a quienes se evaluó la capacidad funcional mediante la realización de una prueba de esfuerzo. Se efectuó un seguimiento durante 10,4±5 años para todas las causas de mortalidad y 5,4±4 años para infarto de miocardio (IAM).
Se calculan los cocientes de riesgo asociados con la capacidad de ejercicio por deciles de edad, utilizando modelos de regresión de Cox, y se ajusta por datos demográficos, hemodinámicos, historial médico, y el uso de medicamentos. Se evalúa la relación entre ‘edad biológica’ asociada a estado fitness y edad cronológica, y mortalidad o riesgo de IAM.
La capacidad de ejercicio, como es de esperar, se reducía con la edad. Una mayor capacidad de ejercicio está fuertemente asociada con una mayor supervivencia, y la relación por cada MET varía desde 0,82 (IC 95%: 0,78-0,86) en los pacientes menores de 40 años de edad (IC del 95%: 0,87-0,90) a 0,88 en los mayores de 70 años de años. La edad biológica varía notablemente, hasta tres décadas dentro de cada decil de edad, y es un fuerte predictor de mortalidad y de IAM. En realidad es un predictor más potente que la edad cronológica. El fitness asociado a la edad biológica es un predictor más fuerte de supervivencia que la edad cronológica
Una buena capacidad de ejercicio sigue siendo un poderoso predictor de la supervivencia incluso en edades más avanzadas donde se observa una lógica y esperada menor capacidad de ejercicio promedio. Esto refuerza la importancia de una buena capacidad al ejercicio en pacientes de todas las edades.
La capacidad de ejercicio se correlaciona con la supervivencia y es importante en todas las categorías de edad.
Educar al paciente en el impacto de la capacidad al ejercicio en el riesgo a largo plazo puede ser una herramienta clínica muy útil y se debe integrar en práctica clínica el consejo y prescripción de actividad física.
Comentario
Durante décadas, la investigación científica ha demostrado que la actividad física regular protege contra las principales enfermedades crónicas, como la hipertensión, diabetes tipo 2, obesidad, enfermedades del corazón, accidente cerebrovascular, deterioro cognitivo, cáncer, e incluso estados depresivos.
Ha sido ampliamente demostrado el beneficio en morbimortalidad y la obligada indicación de recomendar programas de educación y ejercicio para los pacientes con enfermedad coronaria e insuficiencia cardiaca.
La actividad física regular es una de las más poderosas prácticas que promueven la salud y de hecho ninguna otra intervención o tratamiento aplicado de forma aislada se asocia con una gama tan diversa de beneficios.
La influencia en resultados de salud sitúa la recomendación de actividad física como una prioridad en la práctica clínica diaria, para la prevención de la enfermedad cardiovascular.
El cálculo de la edad biológica puede ser una forma útil de reforzar la importancia de la capacidad de ejercicio cuando se asesora a los pacientes acerca de su riesgo.
Referencia
- Michael J Blaha, Rupert K Hung, Zeina Dardari, David I Feldman, Seamus P Whelton, Khurram Nasir, Roger S Blumenthal, Clinton Un Brawner, Jonathan K Ehrman, Steven J Keteyian, Mouaz H Al-Mallah.
- Heart. 2016 Jan 5. pii: heartjnl-2015-308537.