Los ensayos clínicos han transformado nuestra práctica de la medicina, pero por su mayor complejidad progresiva también bloquean el desarrollo de fármacos potencialmente efectivos y no alcanzan a determinados grupos de pacientes que sistemáticamente quedan excluidos de los ensayos.
Tradicionalmente los ensayos clínicos en patología cardiovascular se han realizado en grupos genéricos de pacientes (ej. insuficiencia cardiaca, fibrilación auricular o enfermedad coronaria), patologías en las que no todos los pacientes se beneficiarían de actuar sobre un factor determinante.
El coste del desarrollo exitoso de un fármaco hasta su comercialización se estima en torno a 1,2 billones de euros. Si se incluyen los fármacos fallidos, el costo medio para una farmacéutica puede alcanzar los 4 o 5 billones de euros, y si los problemas con un producto surgen en etapas finales podría alcanzar los 12 billones. El desarrollo de fármacos dirigidos a las patologías cardiovasculares tiene costes superiores comparado con otras enfermedades, por aspectos como:
- Las terapias cardiovasculares requieren tratamientos prolongados para mostrar efectividad.
- Muchos de estos programas de desarrollo requieren estudios guiados por número de eventos, con una incidencia baja, aunque la población en riesgo es elevada.
- En la actualidad, las terapias a estudio son adicionales a tratamientos de probada eficacia.
- Para la demostración de efectividad, se requieren tamaños de muestra elevados.
- La compleja génesis de las enfermedades cardiovasculares, influenciadas por diversos agentes, dificulta identificar a los pacientes con mayor probabilidad de beneficio.
Actividades en los largos ensayos como la monitorización de los centros, la verificación de los documentos fuente, la notificación de los eventos no graves, etc., aunque garantizan que se lleven a cabo de forma adecuada y homogénea en los diferentes centros, no necesariamente mejoran la reproductibilidad de los resultados y la seguridad para el paciente, generando consumo de tiempo y recursos.
Este documento de consenso surge como resultado de dos días de sesiones de trabajo, organizadas por la Sociedad Europea de Cardiología, con objeto de proponer estrategias de mejora en el desarrollo de nuevas terapias para las patologías cardiovasculares. Fueron debatidas como propuestas:
- Aumentar el uso de biomarcadores en la inclusión de pacientes, para definir con mejor precisión los pacientes que pueden beneficiarse y conseguir mayor validación de los resultados.
- Una vez definida la población diana del estudio, seguir con una aproximación fisiopatológica para el desarrollo del fármaco, basada en los mecanismos por los que se obtendrían los beneficios.
- La utilización de las nuevas tecnologías para simplificar la recolección de datos y el seguimiento de los ensayos clínicos.
- Optimizar el registro de efectos adversos reduciendo la necesidad de monitorización.
- Extender la duración de la protección de las patentes o agilizar las autorizaciones de nuevos productos para motivar la investigación en las fases tempranas del desarrollo de los productos.
- Mantener la recolección de datos y resultados a lo largo de todo el proceso de desarrollo del fármaco (previo y posterior a la aprobación) para reducir los retrasos del acceso a los pacientes.
- Mejorar la colaboración entre la industria farmacéutica, los académicos, los legisladores y las fuentes de financiación para evitar bloqueos en el desarrollo de fármacos potencialmente beneficiosos.
Comentario
Es sorprendente lo complejo que resulta que un fármaco pueda desarrollarse, probar su eficacia y llegar al paciente su beneficio.
Este artículo nos acerca al largo camino de un fármaco, desde los estudios preclínicos hasta que se dispone de la evidencia para su incorporación en las guías de práctica clínica. Pero las dificultades no terminan aquí. Una vez probada su eficacia, como muestran los registros, comienza otro periodo hasta que llega al paciente que puede beneficiarse, ya que existe un tiempo de demora hasta su utilización por inercias, temores o desconocimiento (de varios años habitualmente). Finalmente, otro hándicap añadido de las nuevas terapias para su accesibilidad, es su mayor coste respecto a los tratamientos a los que sustituyen.
Si revisamos los datos de utilización de fármacos de probada eficacia incluso años después de su incorporación a las guías, especialmente en patologías crónicas, en prevención primaria o secundaria (ej. estatinas o antihipertensivos), nos encontramos que lo que más limita el beneficio es su baja prescripción o su utilización a dosis no adecuadas, junto a la falta de adherencia de los pacientes.
Potenciar el desarrollo de los fármacos desde etapas iniciales de su investigación es un paso adelante para obtener mayor beneficio de las nuevas terapias, pero no infravaloremos la importancia de una buena prescripción y de mejorar la adherencia de los pacientes.
Referencia
- Neville Jackson, Dan Atar, Maria Borentain, Günter Breithardt, Martin van Eickels, Matthias Endres, Uwe Fraass, Tim Friede, Hakima Hannachi, Salim Janmohamed, Jörg Kreuzer, Martin Landray, Dominik Lautsch, Chantal Le Floch, Peter Mol, Huseyin Naci, Nilesh J. Samani, Anders Svensson, Cathrine Thorstensen, Jan Tijssen, Victoria Vandzhura, Andrew Zalewski, Paulus Kirchhof.
- European Heart Journal (2016) 37, 747-754. Doi:10.1093/eurheartj/ehv213