El programa científico recoge los temas que más interés han suscitado durante este último año, como son la muerte súbita y el uso de desfibriladores.
La representación social de la enfermedad cardiovascular y la imagen de la cardiología y sus profesionales, objeto de dos estudios sociológicos enmarcados en el proyecto de la SEC “El futuro de la cardiología”
El Congreso de las Enfermedades Cardiovasculares 2007 se celebra en Madrid entre los próximos 18 y 20 de octubre
Las enfermedades cardiovasculares constituyen la primera causa de mortalidad a nivel mundial, provocan un tercio de las muertes que se producen en el mundo y suponen casi un 10% de la carga mundial de morbilidad, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Los últimos avances en la prevención, diagnóstico y tratamiento de este problema de salud pública convocan la próxima semana en Madrid a casi 3.000 profesionales involucrados en el tratamiento de la patología cardiovascular. Durante tres días (18-20 octubre) el Congreso de las Enfermedades Cardiovasculares 2007 será foco de debate, no sólo para los cardiólogos sino para todos los profesionales involucrados diariamente en el cuidado de los enfermos cardíacos, como son el personal de enfermería y los médicos de atención primaria.
El Comité Científico del Congreso, que preside la Dra. Eulalia Roig, ha confeccionado un programa científico en el que se han incluido “los temas más relevantes de la actualidad cardiovascular: arritmias, cardiopatía isquémica, insuficiencia cardiaca, riesgos cardiovasculares, valvulopatías, técnicas de imagen, patología de la aorta y cardiología pediátrica, entre otros”, señala la Dr. Roig.
El reconocimiento y prestigio del Congreso viene avalado tanto por el número de asistentes, como por el nivel de los ponentes participantes y el interés de las diferentes actividades que comprende. Destacan las 1.353 comunicaciones presentadas, lo que supone un incremento del 5,5% con respecto a la edición anterior.
Asimismo, el Congreso de las Enfermedades Cardiovasculares “es el más importante que se realiza en el mundo de habla hispana y uno de los mejores de Europa”, afirma la Dra. Roig. De hecho, la Sociedad Española de Cardiología (SEC) mantiene una estrecha colaboración con las sociedades iberoamericanas y con la Sociedad Europea de Cardiología (ESC) y este año, el American College of Cardiology (ACC) tiene por primera vez una presencia activa en el Congreso.
Focos de acción de la SEC
“La prevención cardiovascular es el principal caballo de batalla de la SEC”, señala el Dr. Luis Alonso-Pulpón, presidente de la SEC. En este sentido, es evidente que “se han conseguido grandes victorias, a pesar de que no se avance tanto como se debiera. Mientras se van controlando factores de riesgo como el tabaco, cada vez tendemos más hacia una sociedad obesa, como consecuencia de la mala alimentación y del sedentarismo”. No obstante, señala el Dr. Alonso-Pulpón “no hay duda de que los programas eficaces en el control del riesgo cardiovascular están directamente asociados a una menor incidencia de complicaciones y a la larga a menor consumo de recursos sanitarios”.
Por otra parte, la SEC tiene un papel activo a la hora de resolver las demandas de la sociedad. Un ejemplo de esta implicación es el reciente debate que ha surgido sobre la muerte súbita y el uso de desfibriladores en lugares públicos.
La actualidad ha abierto un debate en la sociedad sobre la necesidad de disponer en lugares públicos de desfibriladores que puedan evitar el fallecimiento como consecuencia una muerte súbita. Sin embargo, “la alarma creada como consecuencia de los últimos acontecimientos no corresponde con la realidad —subraya el Dr. Alonso-Pulpón— puesto que la muerte súbita se produce habitualmente en la población envejecida y el porcentaje de casos en personas jóvenes es muy reducido”.
No obstante, los desfibriladores proporcionan una solución rápida e inmediata que provoca un choque eléctrico capaz de frenar las arritmias graves, que si no se solucionan en un periodo breve de tiempo pueden provocar la muerte. Aproximadamente 4 minutos es el tiempo máximo en el que una parada cardíaca puede revertirse sin que exista daño cerebral irreversible.
En este momento existen desfibriladores semiautomáticos capaces de detectar si un individuo que ha sufrido un colapso, necesita o no el uso de este aparato. En este aspecto, una persona sin formación, siguiendo las instrucciones sería capaz de utilizarlo correctamente. De está manera, la SEC apoya su presencia en lugares públicos ya que “lo mejor que puede ocurrir, es que no tengan que usarse”, apunta el Dr. Alonso-Pulpón.
El futuro de la cardiología
Otro de los temas que preocupa a los cardiólogos y que formará parte del apretado programa del Congreso es la situación del modelo actual de cardiología que podría estar abocado a vivir una “grave crisis motivada por una serie de factores sociales, administrativos, asistenciales y profesionales que van a modificar la atención especializada en el área de las enfermedades cardiovasculares”, afirma el Dr. Javier Escaned, secretario general de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).
Tras haber analizado en los dos últimos años la carestía de cardiólogos, la SEC ha realizado dos estudios sobre la percepción social de la enfermedad cardiovascular y sobre la imagen de la cardiología entre los profesionales sanitarios, la administración pública, los pacientes y la propia ciudadanía. Los resultados muestran que la percepción de la enfermedad cardiovascular ha cambiado con el establecimiento del concepto de calidad de vida, que ha subsumido los conceptos de salud y enfermedad. También apuntan a un desplazamiento del interés del ciudadano hacia la realización de pruebas diagnósticas, potenciada por el acceso a la información a través de Internet, en detrimento de la opinión especializada: “Existe el error de pensar que la solución de las enfermedades cardiovasculares será el resultado exclusivo del desarrollo tecnológico”, apunta el Dr. Escaned, quien señala que el ciudadano que consulta Internet frecuentemente se encuentra desorientado por un exceso de información médica que no puede gestionar, al tiempo que se sitúa en una posición frágil frente a las campañas de publicidad dirigida al paciente cardiovascular.