El curso “Fisiopatología Cardiovascular. Del síntoma a los genes” —organizado por la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y el CNIC— se centra en ofrecer a los médicos residentes formación sobre fisiopatología y biología molecular, materias olvidadas en la formación de los MIR.
El diagnóstico a través de las nuevas técnicas de imagen es otra de las carencias formativas de los cardiólogos residentes.
La SEC apuesta por revalorizar el papel del cardiólogo clínico, como consejero global del paciente.
La formación actual de los médicos internos residentes (MIR) carece de algunas materias fundamentales para el aprendizaje global del cardiólogo.
El conocimiento básico de la fisiopatología cardiovascular es una de estas materias olvidadas en la formación de los MIR, y que “resulta fundamental para obtener una formación completa y ejercer la medicina del futuro”, apunta el Dr. Ginés Sanz, director del Departamento de Investigación Traslacional del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC).
Esta carencia en la formación continuada del residente ha puesto en marcha el Curso “Fisiopatología Cardiovascular. Del síntoma a los genes”, organizado por la Sociedad Española de Cardiología (SEC), y el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares, que se ha celebrado la semana pasada en la sede del CNIC.
La idea es hacer ver a los residentes que detrás de la actividad clínica diaria existe todo un conocimiento básico de biología molecular, “una materia que se estudió en los primeros años de carrera, y que años más tarde cuando llegan al periodo de residencia, en su mayoría han olvidado”, afirma la Dra. Mª Jesús Salvador, presidenta de la SEC.
En este sentido, se trata de un curso con un punto de vista práctico; a partir de un caso clínico se estudia cómo se pueden aplicar los conocimientos de fisiología cardiovascular, ya que proporciona información adicional.
Visión moderna de la fisiología cardiovascular
Hasta ahora la fisiología cardíaca ha estado dominada por la física y la mecánica, lo que ha generado escaso interés por parte de los cardiólogos. Sin embargo, “desde que se han incorporado los conocimientos de biología molecular, el interés por esta materia ha evolucionado”, señala el Dr. Sanz.
En este aspecto, desde hace unos años la situación ha dado un giro, puesto que se han producido significativos avances, ya que “se ha comenzado a conocer la fisiopatología de la ateroesclerosis o el papel del endotelio o el potencial terapéutico de las células madre, lo que ha suscitado el interés de cardiólogo en las ciencias básicas”, afirma del Dr. Sanz.
Por otra parte, “existe otra carencia en el periodo de formación de los cardiólogos — señala la presidenta de la SEC— que tampoco se contempla en el periodo de formación de los residentes, como es el diagnóstico con las nuevas técnicas de imagen. Desde la SEC tratamos de resolver este déficit formativo, con cursos de formación continuada, para lograr que los cardiólogos tengan a su disposición una formación de máxima calidad”.
Relevancia del cardiólogo clínico
Hasta ahora existen datos objetivos que ponen de manifiesto la preferencia de los cardiólogos jóvenes por la especialización en técnicas diagnósticas, dejando de lado el papel del cardiólogo clínico, produciéndose así una escasez de estos profesionales en el sistema sanitario.
El motivo radica en que los cardiólogos clínicos últimamente han sido “menos valorados y es necesario revalorizar la imagen de estos profesionales”, señala la Dra. Salvador.
No obstante, apunta el Dr. Sanz, la figura real del cardiólogo clínico pasa por “coordinar y dirigir el proceso clínico del paciente, actuando como consejero del paciente y dominando el proceso global de la patología cardiovascular”.
En definitiva el panorama futuro de los médicos residentes pasa por una mejora en la calidad del trabajo —tanto desde el punto de vista de reconocimiento como en el plano económico—. No obstante, las oportunidades laborales atraviesan un buen momento.