La Sociedad Española de Cardiología (SEC) alerta de que, en épocas de exámenes como la actual, algunos estudiantes, en busca de un aumento de sus capacidades de concentración y de rememoración, así como de disminución del apetito y de la fatiga, abusan de ciertas sustancias que perjudican a la salud cardiovascular.
La ingesta de anfetamina y dextroanfetamina es una de las opciones elegidas por algunos estudiantes para mejorar sus cualidades de aprendizaje, aunque están indicadas exclusivamente para aquellas personas que padecen narcolepsia o trastorno por déficit de atención con hiperactividad.
Según un estudio publicado en American Heart Journal, tras analizar a más de tres millones de pacientes de 18 a 44 años hospitalizados en el estado de Texas entre los años 2000 y 2003, aquellos que abusaban de las anfetaminas tenían un 61% más de posibilidades de padecer un ataque cardiaco. “Y es que las anfetaminas aumentan el ritmo cardiaco y la presión arterial, facilitando la aparición de arritmias o sacando a la luz arritmias relacionadas con canalopatías o los cuadros de preexcitación previamente ocultas”, explica el Dr. Emilio Luengo, miembro de la SEC y jefe del servicio de cardiología del Hospital General de la Defensa de Zaragoza.
Otro estudio, realizado también por la Universidad de Texas, analizó los datos médicos de 31 millones de personas de entre 18 y 49 años, hospitalizadas entre 1995 y 2007 a causa de la ingesta de anfetaminas. Con ello se descubrió que este fármaco multiplicaba las posibilidades de lesionar de modo letal a la aorta, la arteria principal de nuestro cuerpo.
Otros estudiantes, en época de exámenes, optan por fomentar sus capacidades intelectuales mediante alternativas menos agresivas, aunque igualmente perjudiciales para el corazón, abusando de bebidas energéticas o aumentando enormemente las dosis de cafeína.
El primer tipo de refresco, está indicado para ser ingerido tras la práctica de ejercicio físico, no mental, pues contiene altas dosis de sal y azúcares que, si se toman sin justificación en cantidades muy elevadas, la tensión arterial puede elevarse o, en casos extremos, incluso puede llegar a producirse una insuficiencia cardiaca, aunque en personas jóvenes resulta muy poco habitual.
Una intoxicación por cafeína tampoco resulta nada beneficiosa para el estudio, produciendo taquicardias, temblores y sudoración, aunque faciliten la sensación de una constante alerta. Este tipo de bebidas resultan saludables si son tomadas de manera moderada.
“Nos hemos encontrado también con pacientes que toman vasodilatadores derivados del cornezuelo de centeno y del gingko biloba para “mejorar su riego cerebral” y con ello su facilidad de estudio, pero verdaderamente no tienen ningún efecto en este sentido. Funcionan como placebo”, comenta el Dr. Luengo.
La SEC recomienda tomar medidas mucho más sencillas para lograr un aumento del rendimiento intelectual, como respetar los periodos de descanso cada dos horas de estudio y seguir una alimentación cardiosaludable, rica en hidratos de carbono, minerales (cromo, litio, magnesio, potasio, selenio, silicio, zinc) y vitaminas B y E, pues con ello se mejoran las capacidades de concentración y de rememoración. El cerebro absorbe hasta el 20% de la energía que aportan los alimentos, de manera que la dieta resulta esencial para alimentarlo, especialmente en los periodos de evaluaciones.