La Sociedad Española de Cardiología (SEC) ha promovido la realización del estudio Examination, diseñado por cardiólogos del Hospital Clínic de Barcelona, que ha demostrado que la colocación del stent farmacoactivo para los casos de infarto de miocardio (IM) es más seguro que la del stent convencional. Este descubrimiento supone una mejora en el tratamiento del IM.
La ateroesclerosis produce estrechamientos que impiden que la sangre fluya dentro de las arterias coronarias, lo que puede causar angina de pecho o IM. Existen fármacos muy eficaces, pero a veces es necesario resolver el problema mecánicamente mediante la implantación de un stent. Así, el stent es un dispositivo metálico que se introduce en la arteria coronaria mediante una cirugía no invasiva (angioplastia coronaria) evitando el cierre brusco de la arteria y permitiendo que la sangre siga fluyendo de manera normal. En España se colocan al año más de 100.000 stents de los que entre el 20% y el 25% se realiza tras un IM.
Existen dos tipos de stent: el stent convencional, hecho únicamente de metal, y el stent farmacoactivo, que además del metal tiene un fármaco que se libera de manera gradual, lo que permite un mayor control del crecimiento del tejido de la arteria, evitando que el stent se obstruya y por lo tanto se deba llevar a cabo otro tratamiento con stent o incluso con cirugía abierta.
Aún así, hasta ahora, el procedimiento más común era implantar para los casos de IM el stent convencional, ya que se creía que el farmacoactivo provocaba más trombosis, es decir coágulos dentro de la arteria coronaria, lo que dificulta el paso de la sangre.
El estudio Examination nació con el objetivo de comprobar cuál de los dos dispositivos era más eficaz y seguro, así se ha hecho un seguimiento de 1.500 pacientes que fueron ingresados por IM en los 12 centros que colaboraban en el estudio. De estos pacientes, a la mitad se le implantó un stent convencional, y a la otra mitad un stent farmacoactivo que segregaba el fármaco everolimus.
Tras implantar los stents, se les hizo un seguimiento a los pacientes analizando dos variables: eficacia y seguridad. La eficacia la midieron contabilizando cuántos pacientes sufrían, tras el año de la intervención, muerte, reinfarto, reimplantación del stent o necesidad de cirugía. Los resultados fueron similares, el 14% de los casos en la implantación del stent convencional, frente al 11.9% en el stent farmacoactivo.
La seguridad se midió contabilizando los casos en los que había trombosis, los resultados fueron más llamativos, del 2,5% en el stent convencional frente al 0,9% del stent farmacoactivo. “Estos resultados suponen un gran avance en el tratamiento del infarto, ya que se ha demostrado que el padecer un infarto de miocardio no es condición excluyente para que el paciente reciba un stent farmacoactivo”, destaca el Dr. Manel Sabaté, miembro de la SEC, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Clínic de Barcelona y principal investigador del estudio. “Los cardiólogos intervencionistas tenemos que perder el miedo a implantar stents farmacoactivos en el infarto, ya que se ha demostrado que es más seguro que el convencional”, advierte el doctor.
El estudio Examination, presentado esta mañana en el marco del congreso de la Sociedad Europea de Cardiología, ha sido considerado como el más importante que se ha realizado este año en relación al IM, ya que gracias a sus amplios criterios de inclusión de pacientes, se han podido incluir y seguir al 70% de los casos que ingresaron por IM en los 12 hospitales que formaron parte del estudio, lo que permite extrapolar los resultados a la mayor parte de la población.
De los hospitales que han participado en el estudio, ocho de ellos son españoles: Hospital Clínic de Barcelona, Hospital Prínceps d’Espanya de Bellvitge, Hospital de Sant Pau de Barcelona, Hospital do Meixoeiro de Vigo, Hospital Clínico San Carlos de Madrid, Hospital General de Alicante, Complejo Hospitalario Universtiario A Coruña y Hospital Son Dureta de Palma de Mallorca. Los otros centros que han colaborado son italianos y holandeses.
Otros estudios presentados durante el congreso
Otro estudio que se ha presentado en el marco del congreso es el ECOST, que tiene el objetivo de demostrar la seguridad de realizar un seguimiento remoto de los desfibriladores implantables.
Así, ECOST hizo un seguimiento de 40 pacientes con desfibrilador implantable que eran más propensos a que el dispositivo fallara, y tras cuatro meses de estudio, se comprobó que el seguimiento remoto permitía detectar de forma prematura y segura los fallos del desfibrilador implantable sin necesidad de la internveción del paciente, únicamente con la información que el dispositivo mandaba al hospital. “Los resultados de este estudio marcarán un antes y un después en los pacientes que tienen implantado un desfibrilador, ya que el poder asegurar un control a distancia del dispositivo mejora notablemente su calidad de vida”, destaca el Dr. Ignacio Fernández Lozano, presidente de la Sección de Electrofisiología y arritmias de la SEC.
Esta tarde también se presentarán los resultados del estudio CRISP-AMI, trabajo que verificará si la implantación del balón de contrapulsación intraaórtico (BCIA) antes de la reperfusión mecánica puede disminuir el tamaño del infarto.
El BCIA es un dispositivo de apoyo circulatorio que se implanta cuando el corazón no es capaz por sí solo de mantener el suministro adecuado de nutrientes al resto de órganos; así, el estudio verificará si implantar este balón antes de la revascularización permite reducir la obstrucción microvascular y por lo tanto el tamaño del infarto.