La Sociedad Española de Cardiología (SEC) recomienda a cardiólogos, ginecólogos y matronas que, en caso de que se enfrenten a un caso de embarazo y cardiopatía, sigan las guías establecidas por la European Society of Cardiology (ESC), ya que cerca del 2% de embarazadas presentarán complicaciones durante el periodo de gestación como consecuencia de alguna enfermedad relacionada con el corazón.
La hipertensión arterial en el embarazo es el problema no obstétrico más frecuente y constituye la principal causa de morbilidad y mortalidad materna, fetal y neonatal tanto en países en desarrollo como desarrollados, especialmente en mujeres embarazadas a partir de los 35 años, en las madres primerizas, en las madres con embarazos múltiples o en mujeres que sufren de obesidad o de diabetes.
Aún así, en el 50% de los embarazos con complicación cardiovascular se trata de mujeres que ya padecían de alguna cardiopatía congénita, en estos casos, la insuficiencia cardiaca (el corazón no puede bombear suficiente sangre al resto del cuerpo) ocurre entre el 10% y el 40% de las veces.
El embarazo comporta una serie de cambios fisiológicos en el sistema cardiovascular, así, se produce un progresivo incremento del gasto cardiaco, el cual puede llegar hasta el 50% por encima de los valores antes del embarazo y hasta el final del segundo trimestre y principios del tercero. Existe también un aumento del volumen sistólico hasta del 30% y de la frecuencia cardiaca, de 10 a 20 pulsaciones más por minuto. “Estos cambios son normales en todos las mujeres, pero si existen problemas cardiovasculares previos, como es el caso de la cardiopatía congénita, pueden ser mal tolerados y conducir al desarrollo de complicaciones tanto a nivel materno como fetal o neonatal”, destaca la Dra. Milagros Pedreira, miembro de la SEC y cardióloga del Servicio de Cardiología y Unidad Coronaria del Hospital Universitario de Santiago de Compostela.
En el momento del parto, el dolor, la ansiedad y las contracciones uterinas que se van produciendo conducen a un nuevo aumento de la presión arterial y del gasto cardiaco, no será hasta haber transcurrido entre ocho y doce semanas tras el parto que la situación hemodinámica volverá a sus valores normales pre-embarazo.
En muchos casos, los problemas cardiacos sucedidos en la madre como insuficiencia cardiaca, arritmias o complicaciones derivadas de la hipertensión arterial, puede afectar en el feto de diversas formas como retraso en el crecimiento, alteraciones en su desarrollo, secuelas por hipoxemia mantenida, malformaciones congénitas en relación a algún fármaco con efecto teratógeno, e incluso el aborto.
“Para prevenir complicaciones durante el embarazo, lo principal es que las mujeres diagnosticadas de alguna cardiopatía, ya sea congénita o adquirida, sean valoradas antes de quedarse embarazadas. Incluso, en ocasiones puede indicarse alguna intervención para corregir algún problema antes de la gestación”, señala la Dra. Pedreira. “Es también muy importante mantener un estricto control sobre el consumo de fármacos, determinar cuándo son realmente necesarios, ya que a veces deben sustituirse por otros al menos en el primer trimestre, como sucede en el caso de los anticoagulantes orales que toman las mujeres portadoras de algunas válvulas artificiales”, recomienda.
Para conocer mejor cómo actuar ante complicaciones de este tipo, la ESC presentó durante su último congreso celebrado el pasado mes de agosto, las ESC Guidelines on the management of cardiovascular diseases during pregnancy, guías que la SEC ha adoptado como documento de práctica clínica. “Es muy importante la existencia de estas guías, ya que no hay muchos datos sobre este problema y, aunque es poco frecuente, sí tiene mucha trascendencia”, afirma la Dra. Pilar Mazón, miembro de la SEC y cardióloga del Servicio de Cardiología y Unidad Coronaria del Hospital Universitario de Santiago de Compostela. “Los cardiólogos, en general, atienden a pocas pacientes que estén embarazadas y los ginecólogos pocas embarazadas que tengan una cardiopatía. Por tanto, no hay demasiada experiencia a nivel individual y las Guías orientan a los profesionales potencialmente implicados”, destaca la doctora.
En el año 2003, la Sociedad Europea publicó un “Documento de Consenso”, pero desde entonces ha habido bastantes novedades que no han sido recogidas hasta la publicación de las actuales guías.
Las principales novedades son:
- la posibilidad e importancia de ofrecer consejo genético por parte de los cardiólogos
- la valoración de los métodos diagnósticos, sobre todo de imagen, tanto en la madre como en el feto
- la selección del momento y modalidad del parto; con consideraciones sobre anestesia, monitorización, profilaxis de endocarditis…
- la aplicación de diversas escalas para calcular el riesgo, en mujeres con cardiopatías congénitas y adquiridas
- los aspectos relacionados con los métodos de anticoncepción, la fecundación in vitro y la interrupción del embarazo