Los datos que existen actualmente sobre la influencia del tratamiento con anticoagulantes de acción directa (ACODs) en la calidad de vida de los pacientes con fibrilación auricular no valvular con diferente riesgo tromboembólico son escasos y generalmente provenientes de ensayos clínicos randomizados. En este sentido, el estudio CAPANA, de la Agencia de Investigación de la SEC, pretende evaluar la calidad de vida de más de 1.000 pacientes anticoagulados divididos en un grupo tratado con dabigatrán en comparación con otro grupo tratado con antagonistas de la vitamina K a los 6 meses de tratamiento en la práctica clínica habitual, es decir, lo que se conoce como “vida real”.
“Este estudio va a objetivar si es cierto lo que se presupone, que la calidad de vida del paciente tratado con anticoagulantes de acción directa es superior a la calidad de vida del paciente tratado con antivitamina K”, apunta el Dr. Vivencio Barrios, coordinador del estudio. Y prosigue, “debido a las ventajas que presentan los anticoagulantes orales frente a los antivitamina K en lo que respecta a la comodidad de administración, facilidad de control de anticoagulación, menor número de interacciones, estabilidad del efecto anticoagulante sin precisar de modificaciones en la dosificación, etc…, hay razones más que suficientes para creer en la superioridad de estos nuevos fármacos en cuanto a la calidad de vida de los pacientes anticoagulados”.
Actualmente CAPANA se encuentra en la fase de seguimiento tras haber concluido el pasado mes de mayo el reclutamiento de los pacientes. El doctor considera la muestra conseguida “un gran éxito” por las dificultades encontradas en el proceso. “Nos hemos visto limitados en nuestra capacidad de inclusión de pacientes debido a que algunas comunidades autónomas importantes por su amplia población y su gran potencial no aprobaron el estudio. Esto ha supuesto un esfuerzo adicional de los investigadores de las comunidades en las que sí fue aprobado, esfuerzo que ha permitido alcanzar las expectativas iniciales en lo que respecta a la inclusión de pacientes”, señala el Dr. Barrios.
Al tratarse de un estudio de práctica clínica, la elección del tratamiento anticoagulante se hace estrictamente según criterios clínicos, evitando inducir a la prescripción de uno u otro fármaco. “Es importante destacar que la calidad de vida se analiza según una escala contratada y validada en esta patología, por lo que se hicieron las gestiones oportunas para obtener la autorización para su uso”, indica el doctor.
Por otra parte, la amplia muestra de pacientes incluidos permitirá además analizar otros objetivos secundarios de gran interés clínico, como la efectividad y seguridad de dabigatrán según diferentes perfiles de riesgo, la adherencia al tratamiento o la propia percepción del médico sobre la satisfacción de los pacientes.
Hasta el momento, lo único que se conoce de la investigación es un análisis intermedio realizado con más de 600 pacientes que se ha presentado como posible comunicación para el próximo Congreso SEC. “En él se muestra una fotografía de los pacientes incluidos en el estudio, que permite dar una visión de las características clínicas, comorbilidades, tratamientos concomitantes etc. Es decir, tenemos una imagen del perfil del paciente anticoagulado con fibrilación auricular no valvular”, explica el especialista.
Es la primera vez que la Sección de Cardiología Clínica de la SEC promueve y dirige un estudio de estas características coordinado por la Agencia de Investigación de la Sociedad. El Dr. Vivencio Barrios lo califica como “un hito” y considera la gestión administrativa y logística como “impecable y ejemplar a pesar de las dificultades que ha entrañado el estudio en ciertos momentos”.
A finales de año se conocerán los resultados globales del estudio CAPANA. “Esperamos que se ratifique en la práctica clínica lo que ensayos clínicos ya han demostrado y por eso estamos convencidos de que el anticoagulante oral de acción directa, dabigatrán, mostrará más beneficios que el tratamiento con antivitamina K. Sería una sorpresa que los resultados no confirmaran las expectativas pero si fuera así, serían interpretados igualmente con todo el rigor científico”, concluye el doctor.