La insuficiencia cardiaca (IC) constituye el síndrome común final de muchas enfermedades cardiacas de larga duración. Establecer su diagnóstico es importante puesto que el tratamiento puede no sólo reducir la mortalidad sino también retrasar la progresión de la enfermedad. Sin embargo, el diagnóstico de IC suele retrasarse porque sus síntomas -la disnea, la dificultad respiratoria y los edemas- son frecuentes en la población también por otras causas, como la obesidad, la edad avanzada, los problemas de origen pulmonar o las alteraciones de la circulación venosa en miembros inferiores.
La Sociedad Española de Cardiología (SEC), a través de su Agencia de Investigación, ha llevado a cabo el “Estudio de mejora de la estrategia diagnóstica y asistencial al paciente con insuficiencia cardiaca de novo en atención primaria” con el objetivo de valorar el papel de los péptidos natriuréticos, en concreto del NT-proBNP, en el diagnóstico de la IC.
La principal utilidad del NT-proBNP es su alto valor predictivo negativo, que permite descartar la presencia de IC y reducir la necesidad de ecocardiogramas u otras pruebas para hacer el diagnóstico de IC. “La posibilidad de disponer de una prueba sencilla que pueda aportar certeza diagnóstica, rapidez de obtención y ser un filtro para el acceso a otras exploraciones más caras y complejas debe considerarse un avance sustancial”, apunta el estudio, en el que se analizaron a 200 pacientes en la fase inicial y 96 en la fase post implante del NT-proBNP
“Este biomarcador permite mejorar la capacidad de resolución del médico de atención primaria. En un paciente con disnea o edemas y un NT-proBNP normal puede descartarse la presencia de IC y, por tanto, evitar derivaciones innecesarias al cardiólogo u otras pruebas diagnósticas de alto coste directos o indirectos”, explica el Dr. Gómez Doblas, coordinador del estudio.
Los resultados de la investigación, que se llevó a cabo en 15 centros de atención primaria españoles, han demostrado que el 60% de las derivaciones del médico de familia al cardiólogo por esta causa son evitables. De la muestra del estudio, tan sólo el 40% de los pacientes con sospecha inicial de IC fueron derivados al especialista. Por otro lado, el diagnóstico de confirmación de IC por parte del cardiólogo de los pacientes derivados desde atención primaria se incrementó del 31% al 44%.
"En la práctica clínica, estos resultados tienen un gran valor. En primer lugar porque el médico de atención primaria gana en autonomía y en capacidades de gestión de sus pacientes, y en segundo lugar porque se reduce la sobrecarga asistencial sobre las consultas de cardiología”, puntualiza el Dr. Gómez Doblas.
La realidad es que sólo algunas áreas sanitarias de atención primaria disponen en España de este biomarcador. El argumento utilizado es que se trata de un test caro y que los médicos de atención primaria podrían realizar un mal uso de su indicación. Sin embargo, el estudio demuestra que los médicos de familia utilizan esta herramienta con una adecuada selección de los pacientes. Además, “disponer de este biomarcador en las consultas de medicina de familia nos permitiría que fuera coste-efectivo, ya que realmente muchos pacientes no tendrían que acudir al cardiólogo, y tendríamos un diagnóstico precoz de pacientes con una alta morbimortalidad, como son los pacientes con IC”, concluye el experto.