Nuevos factores de riesgo, en el punto de mira
La frecuencia cardiaca (FC) o los niveles de proteína C reactiva (PCR) podrían controlarse como hoy se hace con la presión arterial o el colesterol en la población general a la hora de prevenir de patologías cardiovasculares, aunque aún se necesitan más estudios que clarifiquen su papel en el desarrollo de estas enfermedades, según se puso de manifiesto en las jornadas Cardioversias 2009, celebradas en Bayona (Pontevedra), con el patrocinio de Rovi.
José Luis López Sendón, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital La Paz (Madrid), afirma que "aún está por ver en qué enfermos y bajo qué condiciones es bueno o malo bajar la frecuencia cardiaca (FC)". Apunta que "hay una evidencia de que en enfermos con frecuencia cardiaca (FC) muy alta es beneficioso reducirla cuando tienen el diagnóstico de cardiopatía isquémica", tal y como ha determinado el estudio Beautiful, pero añade que "hay más investigación en marcha para ver si hay que aumentar las indicaciones para la reducción de la frecuencia cardiaca (FC)". La ivabradina, ya en el mercado, es el primero de un grupo de fármacos que consigue reducir la frecuencia cardiaca (FC) sin bajar la tensión arterial, sin modificar la contractilidad ni producir vasodilatación. En el futuro "quizás haya más fármacos que hagan lo mismo", avanzó.
Buscando evidencias
También discutida en el encuentro, explica Jordi Bruguera, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital del Mar (Barcelona), fue la estrategia de identificar entre la población normal un factor de riesgo que no se consideraba hasta ahora: la proteína C reactiva (PCR) alta. En principio, señalan los expertos, la cardiopatía isquémica es en parte una patología inflamatoria, de ahí la posibilidad de que el empleo de hipolipemiantes en un grupo de población que en estos momentos se considera de bajo riesgo aporte un
beneficio.
Además de los ensayos en este sentido, Bruguera considera prioritarios los estudios farmacogenéticos para determinar la intolerancia o baja respuesta a fármacos usados en prevención, como la aspirina o clopidogrel, ya que permitirían "mejorar las estrategias terapéuticas".
Fuente
Correo Famaceutico: http://www.correofarmaceutico.com/edicion/correo_farmaceutico/farmacologia/es/desarrollo/1199887.html