Un simposio ha puesto en valor el papel de las nuevas técnicas de imagen cardiaca en la prevención de eventos tales como la insuficiencia cardiaca, la aterosclerosis o la muerte súbita del deportista. Las doctoras Miriam Sandín Rollán y Teresa López Fernández han moderado esta sesión, donde se ha evidenciado cómo la imagen cardiaca ha revolucionado la investigación cardiovascular en el campo de la prevención cardiovascular.
El simposio ha sido una iniciativa conjunta de la Sección de Imagen Cardiaca y la Sección de Riesgo Cardiovascular de la Sociedad Española de Cardiología, y gracias a ella se ha podido comprobar cómo una colaboración estrecha entre expertos en diferentes campos mejora la salud cardiovascular de los pacientes.
Para la Dra. Teresa López Fernández, “la imagen cardiaca en estos momentos ya no queda relegada al ámbito diagnóstico, sino que también puede aportar grandes beneficios a nivel de prevención cardiovascular”. Y es que, a su juicio, “podemos adelantarnos al problema, predecir su aparición y/o detectarlo muy precozmente, cuando aún no se ha asociado con síntomas y resulta potencialmente reversible o, al menos, cuando aún es posible interferir en la historia natural de la enfermedad”.
Para la Dra. Miriam Sandín Rollán, “el pilar fundamental del abordaje de cualquier enfermedad, no solo cardiovascular, es la prevención de la misma; partiendo de esta premisa, y gracias al gran desarrollo que ha experimentado el ámbito de la imagen cardiaca en las últimas décadas, es imprescindible utilizar estos recursos en beneficio de la prevención, y no solo como herramientas diagnósticas o de tratamiento”.
De la IC a la aterosclerosis y la muerte súbita
Uno de los campos de actuación que está beneficiándose más de estos progresos es el de insuficiencia cardiaca. Hasta hace poco tiempo, el recurso ‘gold-standard’ para estratificar el riesgo de estos pacientes era la fracción de eyección del ventrículo izquierdo, un parámetro ampliamente aceptado y consolidado, con el aval de una extensa literatura científica. Pero, como apunta la Dra. Teresa López, “a pesar de que se trata de un buen predictor pronóstico, presenta importantes limitaciones técnicas y como herramienta pronóstica, particularmente en pacientes con fracción de eyección superior al 40%, en los que este parámetro no permite estratificar el riesgo de eventos cardiovasculares”.
En esta misma línea, la Dra. Miriam Sandín opina que “las actuales técnicas diagnósticas de imagen cardiaca permiten estratificar con mayor precisión y de una forma más reproducible el valor de la fracción de eyección del ventrículo izquierdo y, además, son capaces de determinar otros indicadores precoces de disfunción cardiaca, que cada vez están cobrando mayor relevancia en la clínica”.
Sin embargo, el uso clínico de las técnicas de deformación cardiaca y la incorporación de la caracterización tisular con resonancia cardiaca nos permiten conocer qué está sucediendo en el miocardio desde fases muy precoces de la insuficiencia cardiaca, antes de que el paciente desarrolle síntomas y, por lo tanto, cuando aún es potencialmente reversible la enfermedad. Aunque el desarrollo clínico de muchas de estas técnicas es limitado, están tomando un protagonismo creciente en pacientes con miocardiopatías complejas, insuficiencia cardiaca con fracción de eyección preservada y en el campo de la cardio-oncología, “avaladas por una extensa y positiva experiencia en investigación básica”, admite la Dra. Teresa López, y “que están siendo corroborados también por resultados de numerosos estudios clínicos y de intervención”, añade la Dra. Miriam Sandín.
Similares ventajas se aprecian con el empleo de innovadores recursos de imagen cardiaca en el abordaje de la aterosclerosis. “Nuestro objetivo es intervenir antes de que se haya producido un evento clínico (por ejemplo, un infarto o un ictus)”, indica la Dra. López, “gracias a la aportación de las nuevas técnicas de imagen el diagnóstico precoz es más accesible y, por tanto, la intervención puede ser mucho más temprana”, apunta la Dra. Sandín.
Y es que la enfermedad aterosclerótica en general se caracteriza por tener una fase de evolución subclínica muy larga; “si intervenimos ahí, podemos conseguir excelentes resultados pronósticos”, señala Teresa López. El uso de TC cardiaco y PET-TC, junto con el estudio de la pared arterial con ultrasonidos, permite detectar y valorar la carga de inflamación en las placas ateroscleróticas. En definitiva, según resumen las moderadoras de esta sesión, “se logra una mejor estratificación del riesgo y, con ello, una determinación más adecuada de objetivos terapéuticos, mejorando el pronóstico cardiovascular del paciente”, y aunque todavía falta saber con precisión qué actitud preventiva es la más adecuada en cada momento en función del riesgo, “creemos que los nuevos avances técnicos pueden aportar mucha luz a este respecto”, aseguran.
También satisfactoria y prometedora es la aplicación de algunos modernos recursos de imagen cardiaca en la prevención de eventos asociados con la práctica deportiva y, especialmente, en lo que respecta a la muerte súbita. Según la Dra. Teresa López, “con la ecocardiografía tridimensional, la resonancia magnética cardiaca o las técnicas deformación somos capaces de entender mejor qué está pasando en el corazón de un deportista; el empleo de estos recursos, combinado con el análisis genético de determinadas mutaciones de riesgo, está sirviendo no solo para reducir episodios de muerte súbita en deportistas, sino también para poder ajustar de forma más precisa consejos prácticos sobre qué ejercicio realizar, qué hábitos seguir o qué tratamientos adoptar en cada caso”; y es que, como subraya, “la ventaja de utilizar técnicas avanzadas de imagen cardiaca en deportistas es que soslaya en algunos casos la prohibición generalizada que antes se realizaba de continuar con actividades deportivas de alto nivel, permitiéndoles mantener su rutina siguiendo unos controles estrictos y rigurosos que incluyen el uso de estos recursos de imagen; que, sin duda, facilitan una Medicina de Precisión en estos casos”.
Con todo, se trata de un espectro de pacientes completamente diferente al de los enfermos de alto o muy alto riesgo cardiovascular y, por tanto, las enfermedades potenciales también son distintas. “Los datos que aporta tanto la ecocardiografía tridimensional como la precisa caracterización tisular que presenta la resonancia magnética aportan muchísima información que, sumada a los análisis genéticos específicos, pueden ayudarnos a detectar a ciertos pacientes que si bien son considerados sanos inicialmente y con pocos factores de riesgo cardiovascular, ya sea por su actividad deportiva o por su carga genética, presentan potencialmente más posibilidades de sufrir un evento fatal o incluso una muerte súbita sin pertenecer al grupo de riesgo cardiovascular elevado”, concluye la Dra. Miriam Sandín.