Un encuentro de expertos, celebrado en el Congreso de las Enfermedades Cardiovasculares 2019, ha servido para efectuar una actualización tecnológica del intervencionismo sobre la válvula tricúspide, así como una revisión de los límites y posibilidades que plantea.
En los últimos años, incluso meses, el tratamiento percutáneo de la valvulopatía tricúspide se está introduciendo en muchos hospitales españoles, algo especialmente importante si se tiene en cuenta que “los clínicos llevamos mucho tiempo esperando poder disponer de esta opción terapéutica para nuestros pacientes”, reconoce la Dra. Covadonga Fernández-Golfín, que ha moderado esta sesión, en la que se ha podido disfrutar de las presentaciones de dos cardiólogos de reconocido prestigio en el campo del intervencionismo estructural. Por un lado, el Dr. Xavier Freixa es un experto hemodinamista con amplia experiencia en la cardiopatía estructural y, más concretamente, en la patología tricúspide; por otro, el Dr. Manuel Barreiro es experto en imagen cardiaca multimodalidad, que es clave para poder llevar a cabo este tipo de procedimientos.
Avances tecnológicos
El número de enfermos con patología valvular tricúspide no es pequeño y la presencia de valvulopatía severa, especialmente insuficiencia tricúspide severa, se asocia con unas altas tasas de morbilidad y mortalidad. Ante esta situación, hay noticias para la esperanza y el optimismo. Y es que, como subraya la Dra. Fernández-Golfín, “en los últimos meses están en fase de investigación, o ya con marca CE, diferentes dispositivos para el tratamiento de la patología tricúspide, fundamentalmente la insuficiencia tricúspide”. Cada uno de ellos actúan de forma diferente; así, apunta, “en función de la patología y características anatómicas del paciente tenemos la posibilidad de elegir entre distintas opciones”.
Implante de dispositivo Cardioband en paciente con insuficiencia tricúspide severa en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid
De forma general, se distinguen dos grandes grupos de dispositivos, que se encuentran en distintas fases de desarrollo: las prótesis y los dispositivos que actúan sobre las distintas estructuras de la válvula tricúspide. Dentro de estos últimos, están los dispositivos que actúan sobre el anillo, a modo de anuloplastia (reduciendo el área del anillo y, así, la insuficiencia tricúspide funcional) y los que actúan a nivel de los velos (bien los dispositivos que actúan en el orificio de coaptación o las técnicas de aproximación de bordes).
En opinión de la Dra. Fernández-Golfín, “es difícil hablar de dispositivos específicos, puesto que cada uno de ellos tiene sus peculiaridades, forma de actuar y tienen sus requerimientos anatómicos que los hacen idóneos para los distintos pacientes”. Sin embargo, matiza esta experta, “aquellos dispositivos que sean capaces de dar una solución definitiva, duradera y segura al problema valvular son los que a priori todos desearíamos por encima de técnicas o dispositivos que hagan un tratamiento más incompleto o parcial del problema”. De ahí, asegura, “el gran interés por el desarrollo de prótesis cardiacas que puedan ser implantadas por vía percutánea en posición tricúspide”.
Importancia de la imagen multimodalidad
En el intervencionismo sobre la patología estructural, la imagen multimodalidad es esencial. “En el caso de la patología tricúspide no es diferente, y la tomografía computarizada, junto con la ecocardiografía TT y TE, son esenciales en la planificación de los procedimientos”, afirma la moderadora de este encuentro. En cualquier caso, aclara que “ya en la sala de hemodinámica, por cuestiones obvias, el guiado del implante se hace mediante ETE y en algunas ocasiones ecocardiografía TT, puesto que la valoración de la válvula tricúspide mediante ETE por su posición más anterior en el tórax es en ocasiones compleja”.
En relación con los recursos de imagen antes y durante el procedimiento, Covadonga Fernández-Golfín considera que “las técnicas de fusión entre las distintas modalidades de imagen, como TC y fluroscopia o ecocardiografía y fluoroscopia, son prometedoras y potencialmente útiles en estas intervenciones”.
En general, a juicio de la Dra. Fernández-Golfín, “en el intervencionismo de la válvula tricúspide estamos superando fronteras que creíamos insuperables”. Los continuos avances tecnológicos en los dispositivos y el mejor conocimiento que existe de la válvula tricúspide, gracias a las técnicas de imagen, explican el crecimiento exponencial de estas intervenciones que parece no tener limite.
En su opinión, “el reto para los cardiólogos y resto de médicos que tratan a estos pacientes es decidir qué paciente se puede beneficiar de un determinado tratamiento, qué tipo de tratamiento y en qué momento debe hacerse”; según esta experta, “no hay que tratar a todos los pacientes igual, sino que debemos ser capaces de individualizar de acuerdo a las características de los enfermos, sus preferencias y expectativas, evitando la futilidad a la que a veces involuntariamente llegamos en estos enfermos”.