La muerte súbita cardiaca es una de las causas más frecuentes de muerte en los países desarrollados. En España, se producen alrededor de 30.000 casos cada año (más de 82 cada día), y se estima que las posibilidades de sobrevivir sin secuelas a una parada cardiaca extrahospitalaria (PCEH) oscilan del 5 al 11%. Por ello, la rapidez con la que se trata al paciente en estos casos es clave, pues por cada minuto que pasa sin que actuemos se reduce un 10% la supervivencia.
El programa “Girona Territori Cardioprotegit”, pionero en la desfibrilación pública en España y premiado por Revista Española de Cardiología (REC), presenta los primeros datos en nuestro país sobre uso, seguridad, eficacia y tipología de las arritmias en el contexto de la PCEH. “El objetivo de este estudio ha sido analizar los ritmos registrados en las PCEH, así como del funcionamiento de los DEA desde el despliegue de un programa de desfibrilación pública”, explica el Dr. Pablo Loma-Osorio, primer firmante del artículo.
Durante la investigación, se distribuyeron 747 DEAs según criterio poblacional (1 por cada 1.000 habitantes): 577 fueron DEAs fijos situados en las vías públicas mientras que los otros 170 eran DEAS móviles que formaban parte del equipamiento de la policía, los bomberos y las ambulancias básicas.
Una experiencia exitosa
Desde el inicio del Proyecto “Girona TerritoriCardioprotegit”, en junio de 2011 hasta junio de 2015, se produjeron un total de 231 activaciones de los DEA. En 176 casos (76%) intervino un DEA móvil y en 55 (24%), uno fijo. “De estas 231 activaciones, 210 (91%) fueron un uso correcto; 14 casos (6%), usos intermedios y 7 (3%), usos incorrectos”, señala el experto.
El ritmo más frecuentemente registrado por los DEA fue la asistolia, en 80 pacientes (42,5%). La fibrilación ventricular (FV) se presentó en 43 casos (22,8%). De todas las activaciones analizadas, el DEA interpretó como un primer ritmo desfibrilable 39 trazados (20,7%) y no se identificó ningún falso positivo. “En los 39 casos en que el DEA interpretó el primer ritmo como desfibrilable, se indicó la realización de terapia y se administraron en total 98 choques. En el 85,4%, el dispositivo consiguió revertir la arritmia”, indica el Dr. Loma-Osorio.
A la hora de comparar el tiempo de uso, el porcentaje de ritmos desfibrilables, el número de descargas, el número de descargas efectivas, la realización de maniobras y la tasa de recuperación de la circulación espontánea entre los dispositivos fijos y móviles, no se encontraron diferencias significativas (a excepción del número de descargas, que fue significativamente mayor en el caso de los dispositivos móviles).
“El análisis de los trazados de los DEA del proyecto “Girona TeritoriCardioprotegit” mostró que casi la mitad de los ritmos registrados fueron asistolias, los DEA analizados presentaron excelentes tasas de seguridad y especificidad, con una sensibilidad mejorable, y el DEA trató con éxito a la mitad de los pacientes que presentaron ritmos desfibrilables”, concluye el Dr. Loma-Osorio, a la vez que reivindica que “se deberían concentrar esfuerzos en las mejoras tecnológicas de los algoritmos de detección y en el conocimiento de la reanimación cardiopulmonar (RCP) por la población general”.