En Medicina, dar un paso ‘atrás’, volver a la investigación básica, repensar los planteamientos y detenerse en la evaluación de los errores no siempre es sinónimo de retroceso; al contrario, en muchos casos es la mejor forma de coger impulso, de progresar. Eso es lo que está sucediendo en el ámbito de las terapias de regeneración cardíaca. Un simposio celebrado en el marco del Congreso de las Enfermedades Cardiovasculares 2019 sobre terapias avanzadas en cardiología, y centrado en los recursos de regeneración cardiaca, ha servido para actualizar retos y progresos en este ámbito.
En concreto, en esta sesión se han puesto de manifiesto avances en tres aspectos fundamentales de las terapias de regeneración cardíaca: el papel de los componentes celulares (y no solo de las propias células) en las terapias de regeneración; la manera en que esos componentes pueden ayudar a las técnicas de ingeniería celular a combatir la disfunción miocárdica grave; y sobre qué elementos concretos del tejido cardiaco descansa la regeneración, como pueden ser los fibroblastos.
Aprendiendo de la experiencia
Tal y como admite la Dra. Lina Badimón Maestro, comoderadora del simposio ATIC I, “los resultados obtenidos hasta el momento con las terapias de regeneración cardiaca no han estado a la altura de las expectativas, que se generaron de una forma simplista”. Por ello, informa, “estamos en un momento que requiere un análisis profundo, evaluación de lo que se sabe y de lo que falta por conocer, así como falta mucha investigación básica que garantice una buena investigación clínica”.
En este sentido, y en el marco de la Sociedad Europea de Cardiología, se creó en 2017 un grupo de trabajo sobre regeneración que tiene como objetivo el análisis crítico de esta área y la búsqueda de mejores resultados, que pasa por la investigación. Igualmente, bajo el paraguas del Instituto de Salud Carlos III, en el CIBER cardiovascular y en la Red TERCEL “estamos investigando sobre terapias avanzadas y su aplicación”, comenta la Dra. Badimón, que junto con el Dr. Francisco Fernández-Avilés lideran este grupo de trabajo de la ESC.
Y es que, como reconoce el Dr. Francisco Fernández-Avilés, comoderador de este simposio y Chairman del Grupo de Regeneración y Reparación CV de la ESC, “las terapias contra el fallo cardiovascular han protagonizado el gran beneficio sobre la esperanza y la calidad de vida que ha experimentado la población, pero son medidas paliativas que no han servido para resolver la destrucción tisular”.
En este contexto, la medicina cardiovascular de reparación y regeneración pretende dar una respuesta biológica a la necesidad imperiosa de innovación en este campo y ha servido para desvelar los mecanismos de la capacidad de regeneración del corazón humano, que es muy limitada e insuficiente para responder al envejecimiento y a los daños genéticos, tóxicos o isquémicos que puede sufrir el corazón.
En modelos animales, como destaca el Dr. Fernández-Avilés, “los resultados de las terapias regenerativas dirigidas a potenciar esta limitada capacidad han sido muy positivos”. Sin embargo, matiza, “las terapias utilizadas hasta ahora en humanos no han tenido potencia suficiente para consolidarse como tratamientos de uso rutinario”. Eso sí, añade este experto, “se han mostrado como terapias seguras, han permitido el desarrollo de tecnologías ultrasofisticadas de producción y administración, y nos han enseñado que ahora es el momento de concentrarse de nuevo en la investigación básica y traslacional, para buscar nuevos productos realmente eficaces y analizar su utilidad real en modelos preclinicos cercanos al humano con metodología muy rigurosa y participación multicéntrica”.
Como se ha destacado en esta sesión ATIC, la comunidad científica confió en los resultados de un grupo de investigación americano, con datos experimentales en roedores que se trasladaron directamente a estudios en humanos. “La extrapolación directa a humanos no ha funcionado en casi ninguna área terapéutica, y tampoco en las células madre”, recuerda la Dra. Badimón, quien aconseja “investigar más e investigar críticamente”. En este sentido, la experta del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau aclara que “las células madre no son fármacos y han de ser tratadas como células vivas para lograr su máxima eficacia; además, se ha aprendido que las células madre expuestas a factores de riesgo cardiovasculares o a la edad del paciente pierden potencialidades que afectan su capacidad terapéutica”. A su juicio, “hemos aprendido mucho y ese aprendizaje redundará en una mejor extracción de lo que las células madre pueden ofrecer en el ámbito de la regeneración cardiaca”.
Moderado optimismo
Además de haberse demostrado que no se producen efectos adversos derivados del uso de las células madre en diversos ensayos clínicos en los que se han empleado varios tipos de células, en este momento hay varios estudios en marcha a nivel internacional que tratarán de determinar la eficacia de estos tratamientos. “Los estudios clínicos previos no han estado a la altura de las expectativas iniciales, pero ya sabemos por qué y eso es ya un avance significativo”, asegura la Dra. Badimón.
Y es que la comoderadora del simposio se muestra relativamente optimista con lo que se puede esperar en los próximos años de estas investigaciones. “Los que trabajamos en este campo somos optimistas en cuanto a las posibilidades que pueden derivarse del uso de las células madre y/o sus productos en situaciones clínicas especificas”; sin embargo, advierte, “no existe lo que se llama un ‘free-lunch’ y hay que seguir investigando en aspectos que se consideraron no importantes y que los son”, indica la Dra. Badimón.
Donde existen más incertidumbres es en la hipótesis inicial de regeneración de cardiomiocitos. Específicamente para esta posibilidad, se están estudiando las IPS (células pluripotenciales inducidas) y las ESCS (embrionarias) que necesitaran un mayor tiempo de desarrollo antes de su uso clínico. “Un área en la que estamos interesados en nuestro grupo es en la recuperación de la microcirculación y la función endotelial del musculo cardiaco, con el uso de células adultas alogénicas y sus productos de secreción”, revela la Dra. Badimón.
En general, las nuevas investigaciones en este ámbito, según detalla el Dr. Fernández-Avilés, “se dirigen al estudio preclínico de células potentes y sanas (como las alogénicas o las células pluripotentes), al desarrollo combinado y simultáneo de productos de ingeniería tisular aplicables a las formas más avanzadas y graves de disfunción cardiovascular, y al desarrollo de componentes celulares (como los exosomas) que sean eficaces y permitan un uso sencillo y repetido”.