La cardiología clínica, la imagen cardiaca y la electrofisiología se deben unir para tratar de resolver un problema complejo, como es la identificación del riesgo de desarrollar arritmias malignas en pacientes con miocardiopatía dilatada.
Un simposio, celebrado hoy en el contexto del e-Congreso SEC 2020 de la Salud Cardiovascular, ha tratado de aportar soluciones multidisciplinares para hacer frente al problema que supone la muerte súbita en la miocardiopatía dilatada no isquémica. Expertos en cardiología clínica, la imagen cardiaca y la electrofisiología han descrito el papel que puede desempeñar en estos casos la valoración clínica integral y el tratamiento médico, las nuevas técnicas de imagen, el implante de desfibriladores automáticos implantables (DAI) y los marcadores no invasivos de inestabilidad eléctrica.
Como lo ha definido uno de los ponentes participantes en esta sesión, el Dr. Adolfo Fontenla Cerezuela, que trabaja en el Servicio de Cardiología del Hospital 12 de Octubre (Madrid), “se trata de un problema complejo e interesante, que supone todo un reto en la práctica clínica actual y que solo podremos afrontar con ciertas garantías de éxito si efectuamos un abordaje desde distintas perspectivas”.
Marcadores no invasivos de inestabilidad eléctrica
La identificación de marcadores no invasivos de inestabilidad eléctrica se ha convertido en una de las líneas de investigación en este ámbito. Son marcadores electrocardiográficos que se obtienen de un ECG convencional, Holter, ECG de esfuerzo o mediante sistemas de análisis más complejos. Entre ellos, en su conferencia el Dr. Fontenla ha hecho especial hincapié en la fragmentación del QRS, la dispersión del QT, los potenciales tardíos y la microalternancia de la onda T, explicando cómo se obtienen, su fisiopatología y la evidencia en la que se sustentan.
Se trata de marcadores que expresan alteraciones en la despolarización, en la repolarización y en la actividad simpática. Pueden aportar algunos beneficios significativos para conocer el riesgo de desarrollar arritmias malignas en pacientes con miocardiopatía dilatada, aunque también presentan algunas limitaciones. Tal y como lo resume Adolfo Fontenla, “las ventajas principales son su accesibilidad, su carácter incruento y que pueden obtenerse con un bajo consumo de recursos. La desventaja más importante es que algunos de ellos, como por ejemplo el análisis de potenciales tardíos, precisan herramientas específicas (en este caso un ECG de promediado de señales) que no están disponibles en la mayoría de los centros (salvo para uso experimental)”, indica el cardiólogo especialista en electrofisiología.
Dificultades para su implementación clínica
Lamentablemente, como reconoce este experto, “hasta el momento no se ha identificado ningún marcador de vulnerabilidad eléctrica concreto con utilidad real en la práctica clínica; al contrario, la mayoría de ellos ofrecen resultados contradictorios a la hora de evaluar el riesgo de muerte súbita de los pacientes con miocardiopatía dilatada”.
Probablemente, según se ha sugerido en este simposio, estos marcadores puramente eléctricos nunca lleguen a implementarse eficazmente si no se conjugan con los datos que ofrecen otras técnicas como las pruebas de imagen o la genética. Además, se ha insistido en la necesidad de seguir profundizando en el diagnóstico de las distintas formas de miocardiopatía dilatada no isquémica, ya que el pronóstico difiere claramente entre ellas.
Por todo ello, como concluye el Dr. Fontenla, “es muy necesario desarrollar futuros trabajos en un entorno multidisciplinar antes de poder implementar las herramientas pronósticas que permitan afinar la estratificación del riesgo de muerte arrítmica en los pacientes con miocardiopatía dilatada no isquémica”.