El futuro digital en la cardiología es, cuanto menos, prometedor; sin embargo, plantea también algunas dudas y debe superar ciertos obstáculos. Dos expertos han respondido a algunas de las cuestiones más candentes sobre este tema.
En una sesión celebrada en el marco del e-Congreso SEC 2020 de la Salud Cardiovascular, se han respondido a las dudas de la audiencia en relación con la telemedicina, algoritmos de interpretación de inteligencia artificial y dispositivos conectados. “Se trata de un tema de especial relevancia y actualidad en la época que nos está tocando vivir, mediatizada por la pandemia; descubrir el presente y futuro digital en cardiología es fundamental e imprescindible”, señala el Dr. Lorenzo Fácila Rubio, cardiólogo del Consorcio Hospital General de Valencia (@mi_cardiologo), quien considera que “el futuro digital que nos espera resulta muy prometedor, y en cardiología mucho más que en el resto de disciplinas médicas”.
La perspectiva del cardiólogo
Con todo, la implementación de recursos de telemedicina, wearables e inteligencia artificial aún está sujeta a importantes déficits, muchos de ellos derivados de algunos obstáculos aún insalvables. A juicio de este experto, “existen muchas reticencias, pero no tanto entre los propios profesionales, si no que están en relación con el hecho de que los recursos actualmente disponibles en la medicina pública no están acordes con las necesidades ni de los profesionales ni de los pacientes, por lo que no se pueden sustituir como se pretende con los medios que nos ofrecen”.
En el caso concreto de la cardiología, los recursos digitales están teniendo ya una repercusión especialmente sobresaliente en el ámbito de la imagen cardiaca y de la telemonitorización de pacientes. Esto hará posible que, en menos de una década, como vaticina Lorenzo Fácila, “la telemedicina se haya impuesto, y gran parte de la atención del paciente se haga con éste en su casa; además, es de prever que la tecnificación la realicen las máquinas y los profesionales ‘solo’ tomaremos decisiones”.
Sin embargo, no todo son previsiones esperanzadoras. Para el Dr. Fácila, la desigualdad de oportunidades en el acceso a estos recursos digitales es una de las más importantes amenazas. “Nuestro paciente suele ser anciano y con dificultades en el manejo de las nuevas tecnologías”, recuerda este especialista, quien también advierte otros dos importantes problemas a superar: “los recursos económicos para afrontar el sobrecoste inicial y el poder reconocer el trabajo digital como una labor ‘no extra’ de los profesionales”.
La visión del enfermero
Esta sesión de preguntas al experto ha quedado completada con las aportaciones del director general de Salusplay, una plataforma de recursos formativos online para profesionales de Enfermería y de otras disciplinas sanitarias. Carlos Valdespina Aguilar (@ValdespinaC) ha ofrecido sus conocimientos y experiencia sobre el ecosistema de la Salud Digital y su aplicación a la cardiología, reconociendo inicialmente que “es posible esbozar lo que nos deparará la Salud Digital a 5 años vista, pero según están evolucionando una serie de tecnologías llave, incluyendo la capacidad de computación, el futuro es difícilmente inimaginable”. En cualquier caso, aventura que “se atisban destacadas innovaciones que van a crear una disrupción en la prevención y la asistencia sanitaria del paciente cardiológico”.
Incluso, según ha puesto de relieve este experto, eventos coyunturales, como la actual situación de pandemia de coronavirus, pueden tener una incidencia significativa sobre la implantación de recursos digitales en Cardiología. Y es que, “a pesar de que todavía existen muchos profesionales sanitarios reacios a adoptar y aprovechar lo digital, la pandemia de COVID-19 ha provocado que muchos profesionales sanitarios y no sanitarios hayan adoptado medidas y herramientas digitales, que hasta ahora ni se habían planteado utilizar”, destaca el representante de Salusplay, quien subraya que “en estos últimos meses los profesionales sanitarios hemos avanzado más en competencias digitales que en los 5 años anteriores”.
Sin embargo, no se han logrado superar aún diferentes tipos de brechas digitales. La brecha digital de acceso es la más conocida y se refiere a la falta a infraestructuras básicas o Internet, aunque también puede hacer referencia al resto de TICs, como los teléfonos móviles y otros dispositivos. La brecha digital de uso alude a la falta de competencias digitales que impiden que se utilice la tecnología de forma adecuada. Y, por último, existe la brecha digital de apropiación, que se aplica a la falta del propio empoderamiento de cada uno para el uso de la tecnología (es decir, la capacidad para apropiarnos de una herramienta y adaptarla a nuestro contexto de uso); en este último caso, como apostilla Carlos Valdespina, “aunque esta brecha está en decadencia, en ella estarían aquellas personas que no usan estas tecnologías porque no perciben cómo pueden cubrir alguna de sus necesidades”.
Lo que está por venir en cardiología
Teniendo en cuenta el punto de partida de la tecnología actual y la Ley de Moore, que señala que aproximadamente cada 2 años se duplica la capacidad de los microprocesadores, el futuro digital en cardiología es impredecible. En cualquier caso, “es seguro que la mezcla de inteligencia artificial,los wearables, el IoT (Internet de las cosas), la minería de datos, el 5G y futuro 6G para 2030, junto con la realidad virtual y la realidad aumentada, harán que la cardiología esté más dirigida a la prevención de las enfermedades cardiovasculares y a la detección inmediata de patologías”. Por lo tanto, no cabe duda que la inteligencia artificial y el análisis predictivo a partir de datos procedentes no solo desde las propias instituciones sanitarias, sino también de los obtenidos por las personas a través de wearables, incidirán de forma muy relevante en la prevención de enfermedades cardiovasculares.
Por otro lado, en el ámbito de la formación y en la clínica, “la utilización de entornos virtuales de aprendizaje, basados en realidad virtual y realidad aumentada, mejorará enormemente la adquisición de competencias blandas y técnicas”, augura el director general de Salusplay. Hoy en día es todavía complicado y costoso poder utilizar un simulador de realidad virtual, pero dentro de 5-10 años esta tecnología se habrá democratizado y, muy posiblemente, al igual que los pilotos deben superar una serie de horas de vuelo en un simulador, “los profesionales sanitarios tendremos que completar anualmente un programa de formación en un entorno virtual y simulado de aprendizaje”, según opina Carlos Valdespina.