Las últimas Guías Europeas de Práctica Clínica sobre cardiopatías congénitas del adulto se publicaron en 2010. “Durante este tiempo han pasado muchas cosas, y prueba de ello es que estas guías casi duplican en extensión las de hace una década”, apunta la Dra. Laura Dos Subirá, quien ha comentado estas nuevas directrices en una sesión del e-Congreso SEC 2020 de la Salud Cardiovascular.
Para la doctora del Hospital Universitari Vall d’Hebrón, hay cinco aspectos clave que merecen especial atención:
1. Aumento de la población adulta con cardiopatías congénitas
En estos últimos años ha habido un cambio demográfico importante. Ahora las 2/3 partes de los pacientes con cardiopatías congénitas son adultos, debido al aumento de la supervivencia de los niños con cardiopatías congénitas. Para la especialista, “ya no tiene mucho sentido mantener la denominación de ‘cardiopatías congénitas en el crecimiento (GUCH en su acrónimo en inglés)’, que era la nomenclatura que usábamos hasta la fecha; ahora hablamos ya de cardiopatías congénitas en el adulto (ACHD, en su acrónimo en inglés)”.
2. Concentración de los procedimientos invasivos
En las guías se insiste muchísimo en que los procedimientos invasivos (la cirugía, etc) deben concentrarse en centros de alta experiencia donde estén congregados los principales actores en este tipo de intervenciones. “Debe existir una atención en red con los centros de nivel II y también con una serie de cardiólogos que estén familiarizados con las cardiopatías congénitas para ofrecer la mejor atención a este tipo de pacientes”, añade Dos Subirá.
3. Clasificación por complejidad
La cardióloga se muestra muy satisfecha con la incorporación en las guías de una clasificación por complejidad de las cardiopatías congénitas. “Un aspecto interesante es que la transposición de grandes vasos reparada con ‘switch arterial’ (la técnica que se usa en la actualidad) consta como complejidad moderada, a diferencia de las guías americanas y del documento de consenso de la reunión de Bethesda, donde se considera de alta complejidad”, destaca.
4. Falta de evidencia realmente sólida
“Debido a la heterogeneidad de estos pacientes, ya que la mayoría de cardiopatías congénitas son enfermedades raras, es muy difícil tener estudios con miles de pacientes para contar con una evidencia sólida en la que basar las recomendaciones”, explica la especialista de Vall d’Hebrón. Por ello, la mayoría de las recomendaciones de las guías están basadas en un nivel de evidencia C; solamente aparece una recomendación con nivel de evidencia A y tres con nivel de evidencia B.
5. Mayor protagonismo de las técnicas percutáneas
El documento ofrece mucho protagonismo a las técnicas percutáneas, convirtiéndose en grandes aliadas para el tratamiento de estos pacientes. La doctora recuerda que “estos han sido intervenidos una o varias veces en la mayoría de los casos, por lo tanto, debemos tratar de ahorrar en la medida de lo posible más cirugías que pudieran incrementar sus riesgos”.
Desde el punto de vista de la Dra. Dos Subirá, “lo más útil de estas guías son los algoritmos de decisión, que condensan de una forma muy gráfica las recomendaciones para las distintas cardiopatías. Eso ayuda mucho a la aplicación práctica de estos nuevos protocolos”.