Existen multitud de asociaciones de enfermería nacionales que abarcan diferentes especialidades enfermeras y médicas, incluso algunas con objetivos comunes en pro de la profesionalización enfermera y su desarrollo. La mayoría de ellas no tienen un volumen de asociados equiparable al elevado número de enfermeras que se dedican a cada campo.
Resulta curioso observar cómo solo un bajo porcentaje de enfermeras que se dedican a la cardiología son socias de la AEEC. Seguramente, una de las causas sea el desconocimiento de las ventajas que conlleva pertenecer a una asociación científica, tanto para el desarrollo de la profesión como para aunar fuerzas en pro de objetivos comunes, como puede ser el logro si no de la especialidad al menos del perfil necesario que les permita adquirir unas competencias específicas para una práctica clínica eficiente y segura. A esto hay que añadir, además, la convicción de algunas enfermeras de que son las asociaciones científicas las que deben cumplir sus objetivos personales, sin necesidad de implicarse activamente en la consecución de estos.
Se trata de una balanza en la que a mayor número de socios, mayor influencia tienen las asociaciones científicas en el ámbito político, en la defensa de las enfermeras y en todos los contextos de la práctica asistencial, siempre y cuando sean capaces de proporcionar una óptima formación que satisfaga las expectativas de sus socios. Las enfermeras que están asociadas a asociaciones científicas tienen muchas más oportunidades de formación, desde reuniones científicas de diferentes ámbitos hasta los congresos propios en los que se actualizan los avances científicos más relevantes de la especialidad a la que pertenecen, así como el acceso libre a revistas propias y de otras asociaciones.
Falta de relevo e implicación
Existe la falsa creencia de que las asociaciones científicas son estructuras estáticas a las que solamente pueden acceder algunas enfermeras. Es evidente que, en muchas ocasiones, las enfermeras que forman parte de la Junta Directiva están más años de los estipulados en los estatutos, e incluso ostentando cargos diferentes en la misma. ¿Qué beneficios tiene permanecer en la Junta de estas asociaciones? ¿O existe alguna otra causa por la que se mantengan tantos años en los cargos?
Por experiencia propia, la responsabilidad que se asume adquiriendo un cargo hace que sea difícil dejarlo cuando no hay relevo, ya que es complicado que sus asociados se presenten a las convocatorias de los cargos vacantes. Es necesaria mayor implicación de las enfermeras en puestos de la Junta Directiva, y también mayor colaboración de todos los asociados en la elaboración de documentos de consenso, de competencias propias o incluso perfiles profesionales. Solamente así podremos ejercer la fuerza necesaria para proponer cambios en los centros asistenciales, avalados por una evidencia científica que mejore la salud poblacional.
La pertenencia a la Junta Directiva de cualquier asociación es voluntaria y requiere gran esfuerzo y sacrificio personal, pero también aporta gran cantidad de beneficios, personales y curriculares, aunque ninguno de ellos remunerado, claro. Sin embargo, el mayor de ellos es el beneficio personal de pertenecer a un grupo de enfermeras que lucha por mejorar nuestra profesión, de manera generosa y altruista, y que aporta una gran experiencia personal y profesional.
Nuestra profesión se basa en cuidar, cuidar a otros; y nuestro trabajo, obviamente remunerado (en centros asistenciales, universidades, etc.), se basa también en ser generoso con las personas, aportando todo nuestro conocimiento y habilidades para mejorar los resultados de salud.
Sin lugar a duda, las asociaciones enfermeras son estructuras transparentes que permiten el acceso a puestos de la Junta y la implicación en la misma de todos sus asociados, para aportar conocimientos y experiencia y mejorar la prestación del cuidado. No es necesario ostentar un cargo para aportar como enfermeras en la asociación. Es verdad que todos los proyectos deben ser liderados por una persona, pero sin colaboradores no hay proyectos exitosos.
Congreso COVID
El año pasado, la pandemia motivó que se realizara un congreso específico sobre COVID-19. En su primera edición participaron sociedades médicas, y este 2021 se han añadido 24 asociaciones enfermeras, siendo en total 70 sociedades y asociaciones científicas españolas las participantes en este encuentro. Realmente ha sido muy gratificante participar en este proyecto tan multitudinario que muestra que podemos unirnos, establecer lazos y ayudarnos unos a otros.
Desde esos encuentros telemáticos de asociaciones enfermeras para preparar el congreso se han hecho diferentes colaboraciones con algunas entidades, porque para tener fuerza se necesitan colaboraciones, y esta será la única manera en la que podamos cambiar cosas. Solamente el que está en la Junta de una asociación se da cuenta de lo que cuesta implicar y motivar a otros profesionales.
Resulta un sacrificio implicarse activamente en una asociación sabiendo que los beneficios que aporta son generalmente altruistas, a excepción del curricular. Sin embargo, personalmente os digo que resulta altamente satisfactorio ir aportando granitos de arena, y ver que poco a poco se pueden hacer cosas que mejoren a la enfermería en cardiología: documentos de consenso que pongan en valor nuestro trabajo, satisfacer necesidades no cubiertas, enfermeras que con la investigación aportan evidencia científica para optimizar los resultados de salud, participación en la elaboración de documentos que mejoren políticas de salud, etc.
Cada asociación enfermera tiene sus objetivos específicos; sin embargo, todas tenemos un objetivo común: mejorar el desarrollo profesional enfermero, aumentar la visibilidad del valor de nuestro trabajo y optar a puestos de decisión claves en mejorar la salud de la población, que es la base de nuestra profesión.
Silvia Pérez Ortega
Presidenta de la AEEC