El abordaje multidisciplinar de la patológica aórtica optimiza los resultados y mejora significativamente el pronóstico de los pacientes que sufren este tipo de trastornos. La posibilidad de contar con una visión global, apoyada en evaluaciones genéticas, imagen multimodal y diferentes opciones quirúrgicas, no solo mejora el diagnóstico de estas enfermedades sino que también aumenta el porcentaje de éxito terapéutico.
Un simposio ha revisado los principales avances que se han producido recientemente en relación con la valvulopatía aórtica, subrayando particularmente los beneficios que se derivan del empleo de la imagen multimodalidad en el diagnóstico del síndrome aórtico agudo, un aspecto sobre el que ha hablado la Dra. Marta Tomás Mallebrera, quien ha protagonizado una charla muy visual y dinámica, mostrando los distintos tipos de entidades englobadas bajo el término de síndrome aórtico agudo. “El objetivo ha sido dar a conocer los tipos de manifestaciones del síndrome aórtico agudo, así como el papel fundamental que tiene la imagen en el diagnóstico y manejo de esta patología”, comenta esta radióloga experta en imagen cardiaca.
En concreto, ha presentado imágenes obtenidas con los últimos avances en tomografía computarizada, con su correlación quirúrgica; además, ha revisado las distintas técnicas de imagen disponibles actualmente, apuntando las ventajas y limitaciones de cada una de ellas. En este sentido, señala, “la tomografía computarizada (TC) se ha erigido en la técnica de elección, y la optimización de los protocolos de adquisición (por ejemplo, con la sincronización cardiaca) se ha mostrado imprescindible para garantizar estudios de buena calidad”. Sin embargo, y aunque la TC se ha revelado como la primera opción, “no debemos olvidar que el ecocardiograma transtorácico y transesofágico son importantes recursos que complementan a esta técnica”.
Síndrome aórtico agudo: aportación de la imagen multimodal
El avance tecnológico de la imagen cardiaca en los últimos años, junto con el incremento en la complejidad de los pacientes con enfermedad cardiovascular, ha condicionado el desarrollo de la imagen multimodal, caracterizada por la integración de diversas técnicas de imagen con un único fin: establecer un diagnóstico exacto de la enfermedad para poder guiar el tratamiento o predecir el pronóstico en el seguimiento.
En palabras de la Dra. Tomás Mallebrera, “la imagen multimodal desempeña un papel fundamental en el estudio de las valvulopatías, aportando una información morfológica y, lo que es más importante, funcional fundamental para su diagnóstico, seguimiento y toma de decisiones terapéuticas”. Y, según añade, “si hay una entidad en la que el diagnóstico y el manejo está basado en la imagen, ésta es el síndrome aórtico agudo”.
Actualmente, los pilares de la imagen aórtica son la ecocardiografía transtorácica, la ecocardiografía transesofágica, la resonancia magnética y la tomografía computarizada (TC), siendo ésta última “la técnica de imagen de elección por su rapidez, amplia disponibilidad y porque permite la valoración global no sólo para el diagnóstico, sino también para detectar la presencia de complicaciones y para planificar el tratamiento, respondiendo a casi todas los detalles que se exigen a la imagen”, destaca esta experta. Con todo, es una técnica no exenta de limitaciones y dificultades, siendo “necesario optimizar los protocolos de adquisición para la obtención de imágenes de calidad y que la interpretación del estudio se realice en manos expertas, ya que el tiempo de respuesta debe ser muy rápido (al tratarse de una patología potencialmente mortal en la que el tiempo corre en contra del paciente)”.
En cualquier caso, la Dra. Tomás Mallebrera recuerda que “el imparable desarrollo de las técnicas de imagen, en gran parte responsable de la gran evolución que ha experimentado la Medicina en las últimas décadas, no debería hacernos olvidar que la mejora del paciente debe seguir siendo el principal fin de nuestro trabajo”. Así y todo, admite que “la imagen multimodalidad se ha introducido con gran éxito en la valoración de casi todas las patologías, especialmente en la cardiovascular, contándose en nuestro país con grandes expertos”. Por eso, aconseja, “debemos seguir apostando por la incorporación de estas técnicas a la práctica clínica, invirtiendo en el desarrollo y la adquisición de los equipos de imagen, que están en continua evolución”.