Con el objeto de aportar y compartir prácticas clínicas de valor en el intervencionismo valvular, el Congreso SEC21 de la Salud Cardiovascular ha acogido un seminario formativo en el que la Dra. María Teresa Vidán Astiz ha ofrecido algunos consejos prácticos para optimizar los resultados en el abordaje de los síndromes geriátricos antes y después de un intervencionismo valvular.
En esta sesión se han revisado distintos aspectos frecuentes en las personas mayores con valvulopatías severas no relacionados con el corazón y, por lo tanto, menos conocidos por el cardiólogo pero que, sin embargo, condicionan el resultado de la intervención y el pronóstico del enfermo. Así, por ejemplo, se ha puesto el foco en distintos síndromes geriátricos, como la fragilidad, las caídas, las alteraciones nutricionales o el delirium, que están frecuentemente asociados a la enfermedad valvular en el anciano; y, además, se ha recalcado la importancia de la recuperación funcional global tras los procedimientos sobre las válvulas. Igualmente, y como ha recordado la Dra. Vidán, “algunos casos una intervención puede resultar fútil para este tipo de enfermos, a pesar de que sea el tratamiento recomendado para la valvulopatía concreta”. De ahí la necesidad de atender a ciertos parámetros y seguir algunas recomendaciones cuando se plantea un procedimiento de intervencionismo valvular en estos casos.
¿Qué hacer antes y después del intervencionismo valvular?
Ante un paciente geriátrico, la geriatra del Hospital General Universitario Gregorio Marañón (Madrid) aconseja una práctica ineludible antes de proceder al intervencionismo valvular. “Es indispensable realizar una valoración geriátrica integral, que incluya evaluación de comorbilidades y riesgos, la situación física y funcional, el estado nutricional, la situación mental y el contexto social, para tener una aproximación a priori de qué podemos esperar de la intervención y cuáles pueden ser las complicaciones potenciales”. Tras ello, continúa detallando, “es imprescindible exponerlo claramente al paciente, para tomar la decisión de manera conjunta y acorde a sus deseos y preferencias”.
Pero también tras la intervención se deben seguir una serie de medidas esenciales, con el objetivo de optimizar resultados y reducir el riesgo de posibles complicaciones. “Debería existir también una valoración geriátrica y un seguimiento estrecho multidisciplinar que, además de prevenir las posibles complicaciones médicas, prevenga las alteraciones mentales y la aparición de nueva discapacidad asociados frecuentemente a los procedimientos invasivos y al ingreso hospitalario”.
Complicaciones y cómo prevenirlas
La aparición de lesiones vasculares, sangrados, infecciones, alteraciones de la función renal, alteraciones mentales agudas (como el síndrome confusional o delirium) y el deterioro funcional o pérdida de autonomía son las complicaciones más frecuentes derivadas de un intervencionismo valvular en el paciente anciano.
El reto es prevenir o evitar que aparezcan, algo especialmente importante para los síndromes geriátricos. Por ejemplo, como indica la Dra. Vidán, “las medidas no farmacológicas para prevenir el delirium (como la movilización precoz, la reducción del tiempo con sondas y catéteres, evitar cambios de habitación, ayudar a la orientación en tiempo y espacio, mantener una buena hidratación….) han demostrado claros beneficios en cuanto a la reducción de su incidencia”; sin embargo, apostilla, “una vez que aparece el delirium, el tratamiento resulta difícil y la respuesta al mismo y las secuelas posibles son muy heterogéneas”.
Dado que muchos pacientes mayores con enfermedades valvulares son de alta complejidad por su contexto médico, funcional y social, “resulta necesaria la valoración geriátrica integral, ya que ayuda a hacer un buen diagnóstico situacional y a decidir el tratamiento de forma personalizada y acorde a los deseos del paciente”, asegura la Dra. Vidán. A juicio de esta experta, “un intervencionismo valvular con buen resultado sobre la válvula dañada no es un tratamiento exitoso si genera en el paciente una situación de dependencia mayor de la que tenía previamente”.