Primer estudio prospectivo que demuestra la asociación entre saltarse el desayuno y el mayor riesgo de mortalidad cardiovascular.
Se trata de un estudio de cohortes prospectivo a nivel nacional en Estados Unidos. Cuenta con individuos libres de enfermedad cardiovascular o cáncer, excluyendo a aquellos que fallecieron en los primeros 12 meses de seguimiento, mujeres embarazadas o aquellos en los que faltaba información sobre la frecuencia de desayuno.
Un total de 6.550 personas de edad comprendida entre 40 y 75 años (edad media 53,2 años, 48% varones) entrevistados entre 1988 y 1944. Se les interrogó sobre la frecuencia de desayuno, y se recogieron datos sociodemográficos, económicos, antropométricos, factores de riesgo cardiovascular, situación civil y actividad física. Fueron seguidos entre 17 y 23 años (seguimiento medio 18,8 años), hasta diciembre de 2011. Se analizó la mortalidad, considerándose mortalidad cardiovascular la de origen cardiaco y cerebrovascular.
De la muestra 336 individuos no desayunaban nunca (5,1%), 713 desayunaban rara vez (10,9%), 1.639 desayunaban algunos días (25%) y 3.862 desayunaban a diario (59%). Durante el seguimiento se ocurrieron 2.318 fallecimientos, 619 por causa cardiovascular.
Los participantes que se saltaban el desayuno todos los días eran mayoritariamente de raza negra no hispánica, fumadores, bebedores, solteros, con menor actividad física y menos ingresos económicos, tenía una dieta menos saludable, mayor prevalencia de obesidad, y niveles más altos de colesterol, comparados con aquellos que desayunaban a diario.
Durante el seguimiento, aquellos que no desayunaban nunca tuvieron mayor riesgo de muerte por causa cardiovascular. Tras ajustar por edad, raza y sexo, presentaron un 75% más de riesgo de muerte por cualquier causa (hazard ratio [HR] 1,75; intervalo de confianza [IC] 95%: 1,46-2,1) y 2,58 veces más riesgo de muerte cardiovascular (HD 2,58; IC 95%: 1,64-4,06).
En el análisis multivariante ajustado por todas las variables confusoras, la mortalidad cardiovascular era mayor en los que no desayunaban nunca (HR 1,87; IC 95%:1,14-3,04), pero la mortalidad total no presentó diferencias estadísticamente significativas con aquellos que desayunaban a diario (HR 1,19; IC 95%: 0,99-1,42). Las diferencias se mantuvieron al excluir del análisis a los pacientes diabéticos.
Al diferenciar la mortalidad cardiovascular entre cardiaca y cerebrovascular, los individuos que no desayunaban nunca tuvieron más riesgo de muerte cardiaca (HR 2,34; IC 95%: 1,44-3,8) y más riesgo de muerte por ictus (HR 2,34; IC 95%: 1,4-8,95) ajustado por edad, raza y sexo. Tras ajustarlo por todas las variables confusoras, la mortalidad cardiaca no fue estadísticamente significativa (HR 1,59; IC 95%: 0,9-2,8) pero persistió mayor riesgo de ictus al compararlo con los que desayunaban a diario (HR 3,39; IC 95%: 1,4-8,24).
Los autores concluyen que saltarse el desayuno se asocia de forma significativa con mayor riesgo de muerte cardiovascular. Este estudio apoya los beneficios del desayuno en la promoción de la salud cardiovascular.
Comentario
En la discusión del artículo y el editorial que lo acompaña se comentan varios puntos de interés que desgranaremos a continuación.
La dieta es uno de los principales pilares de la salud cardiovascular. Tradicionalmente los estudio se centraban en el tipo de dieta y su composición. Este estudio se centra en analizar el impacto de ciertas costumbres alimentarias en la salud cardiovascular.
Hasta el momento se ha encontrado evidencia, aunque limitada, sobre la asociación entre saltarse el desayuno y un aumento de sobrepeso u obesidad, dislipemia, hipertensión, diabetes tipo 2, síndrome metabólico. Se ha demostrado que existe un 27% más de riesgo de enfermedad coronaria, hasta un 36% más de riesgo de ictus hemorrágico, un 18% de ictus isquémico y 14% de enfermedad cardiovascular, así como mayor riesgo de enfermedad aterosclerótica no coronaria en las personas que no desayunan de forma habitual. Esta es la primera vez que se demuestra de forma prospectiva que no desayunar se asocia a un aumento de mortalidad cardiovascular.
Hay varias teorías que podrían explicar esta asociación. Los largos periodos de ayuno aumentan la actividad del eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal causando un aumento de la presión arterial por las mañanas. De hecho, se ha demostrado que desayunar ayuda a reducir la tensión arterial, pudiendo prevenir la trombosis intravascular y eventos cardiovasculares y reduce el colesterol total y los niveles de colesterol LDL. Por otro lado, el propio hecho de no desayunar podría ser un marcador de un comportamiento alimenticio no saludable, peor dieta, inactividad física y escaso descanso nocturno.
El estudio presenta varias limitaciones. Se trata de un estudio observacional del que se extraen conclusiones sobre la asociación entre patrones dietéticos y eventos cardiovasculares. Los pacientes que no desayunaban presentaban al inicio mayor riesgo cardiovascular y peor patrón dietético que aquellos que lo hacían a diario. Presentaban mayor prevalencia de tabaquismo, consumo de alcohol, inactividad física, obesidad, hipertensión, diabetes y dislipemia. No obstante, se desconoce qué desayunaban y si hubo cambios en el patrón dietético a lo largo del seguimiento. Además, no se puede excluir por completo la presencia de factores confusores no recogidos en el análisis.
Queda por esclarecer si el riesgo de mortalidad se debe de forma exclusiva el hecho de no desayunar o se trata de un epifenómeno en clara relación con un peor hábito alimenticio y de salud cardiovascular. Pero está claro que saltarse el desayuno identifica a una población en riesgo de presentar enfermedad aterosclerótica y eventos cardiovasculares.
Referencia
Association of Skipping Breakfast With Cardiovascular and All-Cause Mortality
- Shuang Rong, Linda G. Snetselaar, Guifeng Xu, Yangbo Sun, Buyun Liu, Robert B. Wallace, Wei Bao
- Journal of the American College of Cardiology Apr 2019, 73 (16) 2025-2032; DOI: 10.1016/j.jacc.2019.01.065.