Los pacientes con insuficiencia cardiaca (IC) presentan con frecuencia alteraciones cognitivas. La magnitud del cambio cognitivo y su trayectoria no se ha estudiado suficientemente en pacientes que desarrollan insuficiencia cardiaca de novo. Este estudio analiza como la IC incidente se asocia a cambios cognitivos considerando la trayectoria cognitiva previa y los factores determinantes del estado cognitivo conocidos en cada caso.
Se trata de un estudio que analiza los datos agrupados de 6 cohortes poblacionales desarrolladas en Estados Unidos entre 1971 y 2019: ARIC (Atherosclerosis Risk in Communities Study), CARDIA (Coronary Artery Risk Development in Young Adults Study), CHS (Cardiovascular Health Study), FOS (Framingham Offspring Study), MESA (Multi-Ethnic Study of Atherosclerosis), and NOMAS (Northern Manhattan Study), en las que los casos recibían valoración cognitiva periódica. Se incluyeron sujetos sin IC, ictus o demencia previa. Usando modelos de efectos mixtos se estimó el cambio cognitivo con el diagnóstico de IC y el grado de cambio cognitivo a lo largo de los años ajustados por la trayectoria cognitiva de cada caso previa al diagnóstico de IC. Las variables de resultado fueron el cambio en el estado cognitivo global (outcome primario), de la función ejecutiva y de la memoria (outcomes secundarios). Las medidas de estos outcomes se estandarizaron a una medida T-Score (media 50, DS 10) en el que 1 punto de variación representa un 0,1 de variación en la DS.
Se incluyeron 29.614 casos con una edad media de 61±10 años, el 55% mujeres, 70% de raza blanca. Con un seguimiento medio de 6,6 (Q1-Q3, 5,0-19,8), 1.407 (5%) casos fueron diagnosticados de IC. El diagnóstico de IC se asoció a un descenso inicial de la función cognitiva global (−1,1 puntos [intervalo de confianza del 95%: −1,4 a −0,8]), y de la función ejecutiva (−0,6 puntos [intervalo de confianza del 95%: −1,0 a −0,3]). La edad, el sexo femenino y la raza blanca se asociaron con mayor deterioro de la función cognitiva global tras el diagnóstico de IC. Los pacientes con diagnóstico de IC mostraron un empeoramiento progresivo más rápido y a largo plazo en la función cognitiva global (−0,1 puntos por año, intervalo de confianza del 95%: −0,2 a −0,1]) y la función ejecutiva (−0,2 puntos por año, intervalo de confianza del 95%: −0,2 a −0,1]). No se observaron diferencias estadísticamente significativas en los cambios de memoria con la aparición de IC, pero mostraron una tendencia similar, con descenso de −0,5 (intervalo de confianza del 95%: −1,4 a +0,3) puntos al diagnóstico y un descenso de –0,1 (intervalo de confianza del 95%: −0,3 a 0,0) puntos por año.
En conclusión, en esta cohorte agregada de 6 cohortes previas, el diagnóstico incidental de IC se asocia a un empeoramiento de la función cognitiva global y de la función ejecutiva, y se demuestra un empeoramiento progresivo de estos dominios cognitivos.
Comentario
Se trata de un estudio que integra los datos de 6 cohortes poblacionales conocidas con valoración cognitiva periódica de los 29.614 participantes, en el que se demuestra que el diagnóstico de IC (incidencia de un 5%) asocia un empeoramiento de los test cognitivos y una evolución cognitiva peor que los casos que no desarrollaron IC. El análisis excluyó los casos con diagnóstico previo de IC, demencia o ictus y se ajustó por múltiples covariables, incluyendo la función cognitiva y su trayectoria previa al diagnóstico de IC.
La alteración cognitiva en pacientes con IC tiene una prevalencia elevada variable en los diferentes estudios del 14-81%. Los estudios existentes que relacionan la asociación entre IC y deterioro cognitivo son fundamentalmente de prevalencia o de seguimiento de pacientes con IC con muestras más o menos reducidas1.
El tema es relevante porque tiene implicaciones prácticas2. Por una parte, el manejo y tratamiento de la IC es suficientemente complejo para requerir habilidades cognitivas por parte del paciente y los cuidadores. No solamente el esquema de tratamiento farmacológico es complicado (considerando, además, las comorbilidades habitualmente presentes en estos pacientes) sino también las medidas de autocuidado, los conocimientos sobre la enfermedad, los controles clínicos necesarios, etc. Por otra parte, la alteración cognitiva y la demencia es un factor pronóstico que limita la expectativa de vida de los pacientes, lo que debe considerarse (aunque no hay establecidas recomendaciones sobre cómo y cuándo hacerlo) en la toma de decisiones compartidas. En tercer lugar, hay evidencias moderadas pero significativas de que el tratamiento óptimo de la IC mejora la función cognitiva de los pacientes.
Este estudio es interesante desde el punto de vista que demuestra una asociación entre el desarrollo de IC y empeoramiento de funciones cognitivas, tanto al diagnóstico como en la evolución de los pacientes. Hasta ahora teníamos información de prevalencia de alteración cognitiva pero no de la trayectoria de la misma en la población general. Los investigadores utilizan una metodología compleja para el análisis, agrupando los ítems de diferentes test cognitivos utilizados en las cohortes analizadas en dominios y utilizando un score final que indica el cambio en dichos dominios (función cognitiva global, función ejecutiva y memoria), tanto a lo largo del tiempo como en un momento puntual (el del diagnóstico de la IC) en comparación con los sujetos que no desarrollaron IC.
Las virtudes del estudio son el uso de cohortes de población general bien reconocidas que garantizan la calidad de los datos, el seguimiento y registro de la función cognitiva a lo largo del tiempo, la valoración del cambio en relación con la trayectoria y función cognitiva previa de cada sujeto y el ajuste por covariables de importancia clínica.
No obstante, nos da una información del cambio, pero no de la situación cognitiva en términos absolutos; es decir, no somos capaces de vislumbrar qué proporción de sujetos del estudio presentaron alteración cognitiva sin significado clínico, deterioro cognitivo leve o demencia establecida. Tampoco tiene información de la función ventricular o etiología de la IC.
Desde un punto de vista de nuestra práctica clínica, la alteración cognitiva de los pacientes con IC es un tema relevante y bien reconocido2, que evidentemente influye en el manejo del paciente, las intervenciones educativas y la toma de decisiones en las terapias avanzadas.
Necesitamos estudios longitudinales que nos aclaren la intensidad del deterioro cognitivo en nuestros pacientes con IC y cómo este debe influir en el tratamiento manejo de los mismos, así como su influencia pronóstica y, lo que sería más importante, confirmar que la optimización del tratamiento mejora la función cognitiva asociada a la IC para diferenciarla del deterioro cognitivo “primario” asociado a la edad o enfermedades neurodegenerativas asociadas independientes de la cardiopatía.
Referencia
Trajectory of cognitive function after incident heart failure
- Supriya Shore, Hanyu Li, Min Zhang, Rachael T. Whitney, Alden L. Gross, Ankeet S. Bhatt, Brahmajee K. Nallamothu, Bruno Giordani, Emily M. Briceño, Jeremy B. Sussman, Jose Gutierrez, Kristine Yaffe, Michael E. Griswold, Michelle C. Johansen, Oscar L. Lopez, Rebecca F. Gottesman, Stephen Sidney, Susan R. Heckbert, Tatjana Rundek, Timothy M. Hughes, W.T. Longstreth Jr, Deborah A. Levine.
- Circ Heart Fail. 2025;18:e011837.
Bibliografía
- Astrid C van Nieuwkerk, Ronak Delewi, Frank J Wolters, Majon Muller, Mat Daemen, Geert Jan Biessels; Heart-Brain Connection Consortium. Cognitive Impairment in Patients With Cardiac Disease: Implications for Clinical Practice. Stroke 2023;54(8):2181-2191. doi: 10.1161/STROKEAHA.123.040499.
- Parag Goyal, Robert J Didomenico, Susan J Pressler, Chinwe Ibeh, Connie White-Williams, Larry A Allen, Eiran Z Gorodeski; HFSA Scientific Statement Committee Members. Cognitive Impairment in Heart Failure: A Heart Failure Society of America Scientific Statement. J Card Fail 2024;30(3):488-504. doi: 10.1016/j.cardfail.2024.01.003.