La realización de ejercicio no competitivo comienza a una edad temprana, y por ello es importante llevar un estilo de vida saludable y prevenir la estigmatización social que pueden tener los niños con problemas aórticos cuando se les limita la actividad física a primeras edades de la vida.
En este Task Force se describe el síndrome de Marfan, trastorno autosómico dominante del tejido conectivo con una prevalencia estimada de 1 en 5.000-10.000 sujetos, con afectación multiorgánica (aorta, corazón y válvulas, esqueleto, ojos, pulmones, duramadre). La afectación cardiovascular incluye prolapso de valvular mitral, regurgitación mitral, dilatación de raíz aórtica más pronunciada en los senos de Valsalva, y disección aórtica.
En este documento se hace marcado énfasis a la medición de la raíz aórtica y aorta ascendente, que debe ser realizada perpendicular al eje del flujo sanguíneo e incluir el mayor diámetro aórtico medido (ya sea en los senos de Valsalva o en la aorta ascendente), prefiriéndose las puntuaciones z (z scores) que incorporan altura, peso, edad y sexo. En los atletas de élite se aprecian aortas ligeramente más grandes en los senos de Valsalva, aunque es inusual en atletas hallar grandes aumentos en el tamaño de la aorta, y cuando están presentes suelen indicar patología aórtica subyacente, que puede agravarse por la práctica de ejercicio. Una serie italiana de deportistas mostró incrementos ligeros durante un seguimiento de 8±5 años.
El riesgo de disección aórtica en la población general está relacionado con muchos factores, influyendo sobremanera la gravedad de la dilatación aórtica, pero es cierto que algunos pacientes con disección aórtica aguda no tienen una aorta marcadamente dilatada en el momento de la disección (40-45 mm). No hay evidencia de que los betabloqueantes, ARA-II e IECAs puedan ser eficaces para proteger a los atletas de la disección aórtica durante deportes competitivos intensos.
El Informe de la 36ª Conferencia de Bethesda (2005) recomienda que los atletas con "inequívoca ampliación de la raíz aórtica" (>40 mm en los adultos) deberían participar solo en deportes competitivos de baja intensidad (clase IA deportes). Ahora bien, muy pocos atletas jóvenes masculinos aparentemente sanos presentan diámetros de raíz aórtica >40 mm. En el Task Force se remarca la necesidad de dialogar con el deportista, los padres (en su caso), y entrenadores, para realizar una completa divulgación con la mayor transparencia en relación con los riesgos potenciales que puede tener el esfuerzo habitual y continuo sobre su patología aórtica. Por ello si se mantiene la participación en deportes de competición, es necesaria una vigilancia estrecha de la aorta (cada 6 a 12 meses) con ecocardiografía o angio-RM, de tal modo que un atleta con una aorta ligeramente dilatada, deberá ser considerado como poseedor de patología aórtica subyacente, y la descalificación del deporte competitivo debería realizarse si el diámetro aórtico continúa creciendo.
La declaración de la AHA/ACC menciona hasta 17 recomendaciones, pero aquí resaltamos las referidas al síndrome de Marfan, aneurisma de aorta torácica (AAT) y la válvula aórtica bicúspide (VAB) por su mayor prevalencia, recomendando la lectura completa.
1. Los atletas con síndrome de Marfan
- Deben ser sometidos a ecocardiografía (y en algunos casos angio-RM o TC) para medición de raíz aórtica cada 6 a 12 meses, dependiendo del tamaño de la aorta (clase I; nivel de evidencia C).
- Podrían participar en deportes competitivos clases IA y IIA, si no tienen ≥1 de los siguientes: dilatación de raíz aórtica (diámetro >40 mm o >2 desviaciones estándar de la media en relación con BSA en niños o adolescentes <15 años); regurgitación mitral moderada-severa; disfunción sistólica ventricular izquierda (FE <40%); antecedentes familiares de disección aórtica en una aorta con diámetros <50 mm (clase IIa; Nivel de evidencia C).
2. Los atletas con aneurisma aorta torácica (AAT) en diferentes formas (inexplicable, familiar o mutación patogénica)
- Deben realizarse ecocardiografía y (dependiendo del diagnóstico) vigilancia angio-RM o TC cada 6 a 12 meses para evaluar la progresión (clase I; nivel de evidencia C).
- Si tienen dimensiones aórticas ligeramente por encima del rango normal (raíz aórtica: 40-41 mm hombres altos, 36-38 mm mujeres altas) y sin características de síndrome de Marfan, síndrome de Loeys-Dietz, o síndrome de AAT familiar, debe someterse a vigilancia ecocardiográfica o angio-RM cada 6-12 meses, dependiendo del tamaño de la aorta y estabilidad de las mediciones (clase I; nivel de evidencia C).
- Aquellos con una corrección quirúrgica por AAT sin evidencia de complicaciones, es razonable que puedan participar en deportes de clase IA, que no incluyan la posibilidad de colisión corporal (clase IIa; nivel de evidencia C).
3. Los atletas con válvula aórtica bicúspide (VAB)
- Pueden participar en todos los deportes competitivos si la raíz aórtica y la aorta ascendente no están dilatadas (<40 mm en adultos). La presencia de disfunción valvular (estenosis o regurgitación) es también importante en la determinación de las recomendaciones (clase I; nivel de evidencia C).
- Si las dimensiones de la aorta están por encima del rango normal (40-42 mm en hombres, 36-39 mm en mujeres) deben realizarse ecocardiografía o angio-RM cada 12 meses.
- Si presentan una aorta dilatada (>43 mm en hombres o >40 mm en mujeres) no deben participar en cualquier deporte de competición que implique la posibilidad de colisión corporal (clase III; nivel de evidencia C).
- Si la aorta está marcadamente dilatada (>45 mm) no deben participar en un deporte de competición (clase III, nivel de evidencia C).
Referencia
- Alan C. Braverman, Kevin M. Harris, Richard J. Kovacs, Barry J. Maron.
- J Am Coll Cardiol. 2015;66(21):2398-2405.