Las doctoras Sh. Dorbala y L. Shaw analizan los cambios en las últimas décadas y la situación actual de la cardiopatía isquémica (CI) en las mujeres. Destacan los avances y logros, pero también las limitaciones y la mortalidad en el género femenino.
“Se ha dado un paso más en el mundo de la enfermedad cardiovascular: en el 2016, por primera vez en 30 años murieron menos mujeres que hombres por enfermedad cardiovascular. En general la mortalidad cardiovascular ha descendido en las últimas décadas, pero se observó que este descenso no ocurría igual en las mujeres, por lo que se ha considerado la necesidad de valorar y examinar las diferencias de género en las cardiopatías”, señalan las autoras.
Como ya es conocido, es frecuente la ausencia de dolor torácico como manifestación clínica de enfermedad coronaria en mujeres, también se sabe que se realizan menos test diagnósticos y se tratan de forma menos eficaz. Por otro lado, las diferentes estrategias terapéuticas, farmacológicas o intervencionistas han sido estudiadas mayoritariamente en hombres, en los que se ha demostrado una gran eficacia. Pero esto resultados no siempre son aplicables a las mujeres dado el escaso número de inclusión en muchos estudios que limitan su validación.
Las mujeres, especialmente las más jóvenes, tienen peor evolución después de cirugía de revascularización, también después de un infarto de miocardio, con mayor mortalidad y mayor tasa de complicaciones. Los motivos de estas diferencias todavía no están bien esclarecidos.
El National Heart Lung and Blood Insitute (NHLBI), la American Heart Association (AHA) y otras fundaciones, como la American Society of Nuclear Cardiology, respondieron rápidamente ante estos problemas y adoptaron dos enfoques para tratar de solucionarlos: por un lado, aumentar la percepción, la sensibilidad hacia este problema por parte de los propios pacientes y de los profesionales implicados, y por el otro, aumentar la investigación.
Ha habido campañas de salud pública en este sentido para aumentar la sensibilidad de la sociedad en general y de los profesionales de la salud: el Heart Truth (2002, NIH en colaboración con organizaciones nacionales y por comunidades), el Red Dress Day (2004, NHLBI) y el Go Red for Women (AHA 2004). Se desarrollaron guías y consensos para la prevención de enfermedades CV en las mujeres, así como para la evaluación clínica con diferentes test de imagen no invasiva ante la sospecha de enfermedad cardiovascular ( ECV). El punto de referencia fue prevenir esta enfermedad cardiovascular (ECV): como se ha analizado en Women´s Health Initiative con la consecuente mejoría del conocimiento de la CI en mujeres (Women´s Ischemia Syndrome Evaluation).
Tres décadas después, la combinación de todas esas iniciativas ha cambiado la trayectoria de la mortalidad de la CI en las mujeres, que descendió un 20% entre el año 2000 y 2013. A pesar de esta significativa ganancia, la mortalidad por ECV en las mujeres continua siendo inaceptablemente elevada, es igual que la mortalidad por cáncer, diabetes y enfermedad pulmonar crónica juntas. Después de ajustar por la edad la tasa de mortalidad cardiovascular es mucho más elevada que la del cáncer de mama, pero solo un número escaso de mujeres tiene esta percepción: de que el primer asesino es la ECV. Se necesita progresar mucho más en la percepción, el conocimiento, la evaluación y el manejo de la ECV.
El progreso en la imagen cardiovascular en las últimas cuatro décadas ha mejorado de forma sustancial la evaluación y tratamiento de la CI, se diagnóstica más precozmente y con mayor precisión diagnóstica, también se ha mejorado en el control de factores de riesgo y en la aplicación de las terapias más apropiadas.
La próxima oportunidad de mejoría se deberá probablemente a los avances en las técnicas de imagen. En este número del Journal of Nuclear Cardiology, aportan sus puntos de vista sobre las características clínicas y las diferentes técnica de imagen en la estrategia de estudio de CI en las mujeres (Nannette Wenger explica las diferencias o atipias en mujeres en relación a los hombres en la sintomatología de CI. Leslee Shaw y colaboradores elaboran un método de estudio “a medida” para el diagnóstico de CI en mujeres y valoración de riesgo. Se comenta el papel de la prueba de esfuerzo convencional y el valor de los diferentes test de estrés farmacológicos. Desde el eco de estrés que muestra una valoración rápida, sencilla y de alta calidad parar el estudio de la CI en mujeres, hasta el valor del PET (tomografía de emisión de positrones) y particularmente, la capacidad de análisis cuantitativo de la imagen con radionúclidos en el estudio de la perfusión miocárdica para identificar la disfunción microvascular o la presencia de enfermedad coronaria no obstructiva como causa de síntomas en las mujeres. También se demuestra el papel de la resonancia magnética cardiaca aportando una información única en mujeres sobre todo obesas y en estudio de la disfunción microvascular, información que no se puede obtener por otra modalidad de imagen. Se expone también en este número el valor del angio-TAC coronario en mujeres. Se analiza como el uso clínico apropiado de todas estas técnicas de imagen pueden identificar y ayudar a tratar de forma mucho más precisa la enfermedad cardiovascular en las mujeres.
Referencia
Changing the trajectory of ischemic heart disease in women: Role of imaging
- Sharmila Dorbala and Leslee J. Shaw.
- J Nucl Cardiol 2016;23:973-5.