La insuficiencia cardiaca (IC) es un síndrome clínico producido por una anomalía anatómica o funcional del corazón, asociado a una alta tasa de complicaciones, hospitalizaciones y reingresos. En España, se estima que el 6,8% de la población -unos tres millones de personas- padece esta enfermedad crónica, que conlleva una notable carga emocional y social sobre el paciente afectando a su calidad de vida.
Muchos pacientes, en especial los mayores y pluripatológicos, necesitan ayuda para realizar sus actividades cotidianas. “Esta situación repercute directamente en su entorno, provocando que muchos familiares y amigos tengan que asumir el papel de cuidador”, explica el Dr. Nicolás Manito Lorite, firmante de un estudio presentado en el Congreso SEC de las Enfermedades Cardiovasculares 2017; para quien “la calidad de vida de los pacientes con IC es peor a la de los pacientes con cáncer”.
Precisamente para valorar la calidad de vida de los pacientes con IC y la de sus cuidadores, se llevó a cabo un estudio que incluyó a 558 pacientes y a 284 cuidadores informales entre mayo y agosto de 2016. Con una media de 64 años, el 60,6% de los pacientes encuestados fueron hombres y el 39,4%, mujeres.
Los resultados de este estudio ponen de manifiesto que la dimensión relativa al dolor o malestar es la más afectada en los pacientes con IC, ya que un 68,4% refiere tener algún tipo de problema en esta área. El 55,1% dice tener problemas relacionados con su movilidad, mientras que un 52% expresa problemas de ansiedad o depresión. Las dimensiones menos afectadas son las relativas al autocuidado y a las actividades cotidianas.
Impacto de la IC en los cuidadores informales
El 50,9% de los pacientes con IC tiene cuidador informal; siendo el 71,3% mujeres, quienes dedican 1.348 horas de media al año a los cuidados. Así, según el estudio, el impacto de la IC sobre la calidad de vida del cuidador informal es más positivo que negativo. Para la inmensa mayoría, ayudar al paciente le hace sentirse orgulloso y satisfecho (93,4%), se siente reconocido por prestar su ayuda (79%) o ha mejorado la cercanía con el paciente (77%), entre otros efectos positivos.
Sin embargo, frente a esto, el 44,2% de los cuidadores experimenta cambios emocionales, tales como estrés, apatía, irritabilidad, ansiedad o desbordamiento; un 32,9% ve trastornado su sueño por la atención que el paciente le reclama; a un 24,9% le supone un aislamiento social; y para el 19,5% le supone una carga económica. El ocio, tiempo libre o vida familiar del cuidador también se ven afectados.
“Este estudio pone de manifiesto el poco valor que se da a los cuidadores informales en el sistema sanitario”, dice el Dr. Manito, quien añade que si se llevara a cabo un abordaje ideal de la IC “mejoraría la calidad de vida de pacientes y cuidadores, la morbimortalidad por IC y supondría un ahorro importante para el sistema nacional de salud”.
Abordaje ideal de la IC
El estudio también sienta las bases que determinan cuál sería el abordaje ideal de la IC. En este sentido, los siguientes puntos son clave:
- Optimización del historial clínico digital
- Uso de la receta electrónica
- Mayor rapidez en el acceso al ecocardiograma en los servicios de Urgencias Hospitalarias y Atención Primaria
- Fomento de la precocidad en la visita a los diferentes especialistas
- Incremento de las visitas domiciliarias
- Implantación de unidades de rehabilitación cardiaca
- Desarrollo de programas de apoyo psicológico y emocional
- Educación sanitaria y reorientación profesional dirigidos al paciente y sus cuidadores