El reemplazo electivo de un dispositivo de resincronización (TRC: Terapia de Resincronización Cardiaca) en pacientes con insuficiencia cardiaca es una oportunidad para reevaluar la situación clínica y determinar si es necesario el mismo tipo de dispositivo u otro con mayores o menores funcionalidades (actualización de un marcapasos –MP-TRC- a desfibrilador –DAI-TRC- o a la inversa).
“La falta de evidencia y datos comparativos directos entre MP-TRC y DAI-TRC en grupos seleccionados hace que no dispongamos de recomendaciones firmes que ayuden a tomar la decisión sobre el mejor dispositivo de resincronización”, explica el Dr. Jorge Toquero.
Varios estudios han mostrado reducción de riesgo de arritmias ventriculares en respondedores y, especialmente, en súper-respondedores a la TRC. Sin embargo, reducción de riesgo no es igual a ausencia completa del mismo, factor a tener muy en cuenta a la hora de planificar el recambio.
Eso, añadido a las preocupaciones de costes, hace que la decisión de mejorar o degradar un dispositivo de RSC sea compleja y deba tener en consideración aspectos como edad del paciente, presencia de comorbilidades, función ventricular en el momento del recambio, riesgo de arritmias ventriculares (y antecedentes de haberlas presentado), historia de terapias apropiadas e inapropiadas, complicaciones asociadas al tipo de dispositivo, cuestiones técnicas en función del tipo de electrodo implantado, predictores de mortalidad (arrítmica vs fallo de bomba), y, finalmente, la opinión informada y preferencia del paciente en situaciones terminales o cercanas al final de vida.
“Es necesario llevar a cabo estudios randomizados que comparen el recambio de un DAI-RSC vs su sustitución por un MP-RSC en pacientes SIN indicación de DAI en el momento del recambio, para así poder determinar el mejor balance de eficacia y coste-efectividad del nuevo dispositivo (MP o DAI) en portadores de un dispositivo de TRC. A fecha de hoy, y ante la falta de evidencia que nos guíe, para decidir entre un MP-TRC y un DAI-TRC sólo podemos llegar a un modelo individualizado que tenga en cuenta los múltiples factores implicados, sin olvidar tampoco las expectativas del paciente y su médico, buscando lograr la mejor estratificación posible de riesgos, beneficios y coste-efectividad en el momento del recambio del dispositivo de TRC”, detalla.