El simposio ‘Atención Primaria, mejorando la coordinación’, desgranará diferentes iniciativas en marcha en este ámbito como SEC-PRIMARIA, en enfermedades como dislipemia familiar, fibrilación auricular o insuficiencia cardiaca.
“El objetivo es mejorar la continuidad asistencial. También comentaremos el proyecto MICCAP, que tiene este mismo fin, pero en insuficiencia cardiaca. En mi centro de trabajo –el Hospital Arnau de Vilanova de Valencia– organizamos también, con buenos resultados, un proyecto que denominamos COLIPAR, para mejorar control de la dislipemia en pacientes de muy alto riesgo cardiovascular”, recuerda el Dr. Juan Cosín, que participa en el simposio y es el presidente electo de la sección de cardiología clínica de la SEC.
Como destaca, “este tipo de iniciativas vienen recomendadas por las guías de práctica clínica, que indican la importancia de optimizar la relación entre cardiología y atención primaria. En SEC-PRIMARIA, cada uno de los procesos se deben adaptar a nuestro medio y luego se implementan en los diferentes centros, con sus características propias. Es fundamental personalizar cada iniciativa a la realidad clínica de cada lugar”.
Para el Dr. José María Lobos, como médico de atención primaria, un proyecto como SEC-PRIMARIA “es un avance importante que establece directrices y rutas asistenciales para el manejo de los pacientes de forma coordinada con cardiología en los procesos con mayor peso en este ámbito. Las enfermedades cardiovasculares ocupan, en su conjunto, el primer lugar de motivo de consulta en nuestra tarea asistencial diaria”.
En su opinión, la mejor coordinación redundará en el beneficio del paciente, con un menor número visitas y en que reciba la mejor atención posible en cada fase de la enfermedad, especialmente el paciente crónico y estable, que es que, de manera habitual tratan el médico de familia y enfermería.
“La clave es eliminar consultas rutinarias repetidas y pruebas diagnósticas innecesarias que no aportan valor a la atención del paciente. Y, por otro lado, aumentar la capacidad de resolución tanto por parte del médico de atención primaria como por parte del cardiólogo de problemas diagnósticos o terapéuticos más complejos, o complicaciones o desestabilizaciones que pueden surgir en el curso de una enfermedad crónica, evitando en lo posible los reingresos hospitalarios”, resume.