Revisar el manejo del paciente con riesgo cardiovascular, abordando los principales factores de riesgo desde la óptica del diagnóstico, de la prevención y del tratamiento, ha sido el objetivo principal de un curso celebrado en el ámbito del Congreso de las Enfermedades Cardiovasculares 2019. Los doctores José María Gámez y Raquel Campuzano han moderado esta sesión, de carácter eminentemente crítico y práctico.
Como resalta la Dra. Campuzano, “estamos viviendo unos meses trepidantes en el manejo del riesgo cardiovascular: tenemos nuevos fármacos, nuevos objetivos y nuevas clasificaciones del riesgo cardiovascular de los pacientes”.
Lípidos: hacia el más difícil todavía
En el manejo de los lípidos, la principal contribución en los últimos meses se basa en la disponibilidad de nuevas guías de práctica clínica de la ESC, “recién sacadas del horno y que, sin duda, van a dar que hablar, y mucho...”, vaticina el Dr. Gámez. Y es que, “aunque no suponen un cambio de paradigma, pues se siguen centrando en reducir el colesterol LDL, propugnan la búsqueda de unos objetivos de c-LDL francamente bajos en pacientes de muy alto riesgo, por debajo de 55 mg/dl”. En este sentido, argumenta este experto, “resulta curioso comprobar como no hemos conseguido cumplir con los objetivos de las anteriores guías en todos nuestros pacientes y ahora nos encontramos con que hemos de reducir más aun los valores de c-LDL”; ante esta situación, aconseja, “debemos sensibilizarnos más, promover hábitos saludables y usar los fármacos disponibles hasta conseguir bajar el c-LDL por debajo de las cifras objetivo”.
Dada la dificultad para alcanzar esta nueva diana, las guías aconsejan utilizar para ello combinaciones farmacológicas y emplear antiPCSK9 precozmente si con las estatinas de alta potencia no se consiguen los resultados demandados; además, como recuerda la Dra. Raquel Campuzano, “hay que reevaluar objetivos a las 4-6 semanas y llegar incluso a niveles <40 mg/dl si se registran eventos recurrentes”.
Novedades en HTA
En lo que respecta al manejo de la hipertensión arterial (HTA), el curso ha servido para reiterar que “seguimos teniendo a menos de la mitad de los pacientes hipertensos controlados, así que debemos revisar los cambios de hábitos de vida, las combinaciones farmacológicas precoces y los objetivos de control”, afirma la Dra. Campuzano, que coincide con el Dr. Gámez, quien exige “iniciar de forma urgente y precoz hábitos cardiosaludables y tratamiento farmacológico, cuando sea preciso, así como realizar un estrecho control de estos pacientes”.
‘Echando humo’ contra el tabaquismo
También recurrentes son las llamadas al control y reducción del hábito tabáquico, más aún cuando se ha documentado en nuestro país un incremento cercano al 4% de fumadores adultos en los últimos 4 años, que llega a los 5 puntos entre los más jóvenes. “Este dato debe preocuparnos, especialmente a las autoridades sanitarias y, por supuesto, a nosotros como médicos”, aclara el Dr. Gámez, que alude como factor causante de este repunte a “una cierta laxitud en las políticas de control del tabaquismo por parte de las diferentes administraciones que debería producir sonrojo, pues estamos ante el principal problema de salud pública”. Junto a este hecho, la Dra. Campuzano también culpa a “las nuevas formas de consumo (como el vapeo, Juul, Heets,…), con publicidad de dudosa legalidad que está impregnando rápidamente a la sociedad y, sobre todo, incitando al consumo a los más jóvenes”.
Esta nueva realidad, según Raquel Campuzano, “impide que podamos ser optimistas”; además, apostilla, “infrautilizamos la terapia médica antitabaco en pacientes que ya han tenido un evento cardiovascular y casi la mitad siguen fumando, según Euroaspire”. De hecho, como indica el Dr. Gámez, “entre los pacientes que han sufrido un evento coronario, en muchos casos, el fracaso en el abandono tabáquico es la tónica”; con todo, “no debemos tirar la toalla y como cardiólogos debemos seguir ayudando a nuestros pacientes a que dejen de fumar, debemos liderar corrientes de opinión y generar masa crítica para sensibilizar más a las autoridades y a los planificadores sanitarios”.
El reto de la diabetes y la obesidad
Otra epidemia de nuestro siglo es la diabetes y la obesidad, “cuya incidencia vamos a ver notablemente incrementada en las próximas décadas”, afirma el Dr. José María Gámez, querecuerda “la estrecha relación entre ambos trastornos, por lo que urge realizar un abordaje integral, sin olvidar que también es frecuente esa asociación con la hipertensión arterial y con la hipercolesterolemia, creando el ‘caldo de cultivo’ ideal para sufrir enfermedad cardiovascular”.
Como medidas concretas a adoptar, en este curso se ha insistido en controlar el exceso de peso y reducir la grasa abdominal, siendo medidas esenciales para reducir el desarrollo de diabetes tipo 2. Igualmente, se ha señalado que, gracias a la irrupción en los últimos años de familias de fármacos como los agonistas de la GLP1 y los inhibidores de SGLT2, se ha producido una mejora notable en este ámbito. “Estas nuevas familias de fármacos han cambiado la historia de la diabetes mellitus, aportando hasta un 30% de reducción de la mortalidad e insuficiencia cardiaca en pacientes cardiópatas o de alto riesgo”, resume la Dra. Campuzano, para quien no cabe duda que “cualquier cardiólogo debe incorporarlos y manejarlos en su práctica clínica”.