La implementación de programas de excelencia en valvulopatías en algunos centros hospitalarios españoles no solo es una realidad, sino que se ha convertido en una línea de trabajo a imitar.
Clínicos, especialistas en imagen cardiaca e intervencionistas se han dado cita en un curso que ha tenido lugar hoy en el e-Congreso SEC 2020 de la Salud Cardiovascular y que ha ofrecido a los asistentes virtuales una serie de claves determinantes para organizar adecuadamente un programa de excelencia en valvulopatías.
El manejo de las valvulopatías en nuestro país está experimentando un avance sustancial, realizándose mejoras continuas tanto en el campo de la imagen como de la cardiología estructural. Sin embargo, como lo expresa la Dra. Rocío Eiros Bachiller, de la Unidad de Imagen Cardiovascular del Hospital Universitario de Salamanca, aún quedan algunas lagunas o déficits por resolver, como “la mejora en la comunicación de las diferentes subespecialidades para indicar el mejor tratamiento que debe recibir cada paciente para hacer frente a su valvulopatía”.
Este problema puede resolverse, en gran parte, con la implementación de un programa de excelencia en valvulopatías. “Este programa mejora la comunicación, aumenta la exigencia de nuestro trabajo y hace que todo el equipo que trata al paciente vaya en una misma dirección”, asegura esta experta, quien argumenta que, “dado que el desarrollo de la imagen cardiaca como de la cardiología estructural está alcanzando unas velocidades muy altas, un programa de excelencia promueve que la actualización, la comunicación y la mejora en el tratamiento sea una realidad; y, además, todo ello generará en último término un beneficio a nuestros pacientes”, afirma.
Imagen multimodal en valvulopatías complejas
Ya aludiendo específicamente a las nuevas técnicas de imagen multimodal y a su impacto en el manejo de las valvulopatías, la especialista en imagen cardiaca del Hospital Universitario de Salamanca asegura que estos recursos “ofrecen la posibilidad de realizar un estudio integral del paciente”. Así, gracias a la imagen multimodal, no solo se realiza el diagnóstico de la propia valvulopatía, sino que también ayuda al estudio de la afectación miocárdica, a la planificación y al propio proceso de tratamiento (tanto en la sala de hemodinámica como en quirófano, si es necesario); y, es más, “podemos también prever complicaciones y ayudar al hemodinamista en la elección de las posibles alternativas de tratamiento”.
En general, como ha mostrado la Dra. Eiros en su charla, el papel de la imagen avanzada se sitúa en dos planos: en primer lugar, en el diagnóstico certero de la valvulopatía y sus consecuencias a nivel cardiaco cuando el ecocardiograma no aporta todas las respuestas a las preguntas que hace el clínico; en segundo término, la utilización de la imagen avanzada es necesaria para la planificación de las valvulopatías más complejas, ayudando en el estudio de la anatomía, los accesos venosos, alternativas terapéuticas...
Y respecto a los pilares básicos sobre los que debe apoyarse la imagen multimodal en valvulopatías complejas, Rocío Eiros los resume en tres:
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La comunicación fluida con el clínico y con el hemodinamista.
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El conocimiento pormenorizado del caso a estudio.
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Y el conocimiento exhaustivo de la técnica a realizar y de los últimos avances que pueden ayudar en la practica clínica diaria.
Como mensaje final, la especialista del Hospital Universitario de Salamanca subraya que “el manejo actual de las valvulopatías exige por parte de los cardiólogos un esfuerzo en llevar a la excelencia su tratamiento para individualizar cada caso y, para ello, el trabajo en equipo es indispensable”.