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“Al paciente cardiovascular hay que explicarle que los riesgos de la vacuna son menores que los de muchos tratamientos que ya usamos y compensan con creces”

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El Dr. Alberto García Lledó ha participado como representante de la SEC en la elaboración de una propuesta para la priorización de la vacunación frente a la COVID-19 en los pacientes con enfermedades cardiovasculares. 

¿Qué criterios han seguido para establecer esa priorización y qué dificultades han encontrado en la selección de estos pacientes?
Los criterios que sigue el Ministerio de Sanidad en la campaña de vacunación, siguiendo las recomendaciones de la OMS, son el riesgo de enfermedad grave o muerte por COVID, las profesiones de alto riesgo y la rapidez en la selección de los grupos. No hay que olvidar que el objetivo es vacunar al mayor número de personas en el menor tiempo posible, y que las vacunas son escasas. De cara a establecer prioridades, hay dos grandes dificultades.
La primera es encontrar publicaciones que identifiquen el incremento de riesgo por COVID para enfermedades concretas. Hay mucho publicado en grupos poblacionales incluyendo hipertensión y diabetes, y bastante menos analizando el riesgo de personas con “enfermedad cardiovascular”, pero esos son grupos enormes y de riesgo heterogéneo, poco o nada útiles. Son más escasas las publicaciones relativas a problemas concretos, como la insuficiencia cardiaca, que a su vez es un grupo heterogéneo, y menos aún si entramos en detalles como la clase funcional o la fracción de eyección. Eso es aplicable al resto de las enfermedades.
La segunda es que los grupos se deben reclutar con rapidez. Volviendo al mismo ejemplo, es casi imposible seleccionar de forma rápida todos los pacientes con insuficiencia cardiaca, por el tiempo que se tardaría en recuperar la información de todas las historias clínicas. Por eso, la estrategia de esta primera fase de vacunación de personas con patologías de alto riesgo se centra en unidades clínicas con pacientes muy estrechamente seguidos, como las unidades de trasplante o de diálisis.
¿En qué pacientes con enfermedad cardiovascular se debería priorizar la vacunación?
Para esta fase, la SEC propuso incluir tres grupos clasificados por su riesgo y la facilidad de identificación:
• Las personas en lista de espera para trasplante cardiaco
• Aquellos que han recibido ya el trasplante
• Y aquellos atendidos en unidades de insuficiencia cardiaca
FACME aprobó nuestra propuesta, pero el ministerio sólo ha aceptado los dos primeros grupos, así que para la fase siguiente propondremos los pacientes atendidos en unidades de insuficiencia cardiaca y muy probablemente los pacientes que han sufrido un síndrome coronario agudo reciente. En cualquier caso, como la campaña se hace también por criterios de edad avanzada, hay muchas personas con enfermedad cardiovascular que se van a vacunar antes por criterio de edad que por prioridad de su patología.
¿Padecer una enfermedad cardiovascular debería influir a la hora de recibir una vacuna determinada?
Para los grupos de alto riesgo se ha optado por las vacunas de ARN mensajero porque la vacunación completa es más rápida, y en esos grupos es importante conseguir pronto una inmunidad completa. La autorización de vacunas monodosis va a facilitar esta estrategia. Por lo demás, lo más importante es vacunar cuanto antes.
Estos pacientes, ¿son más propensos a desarrollar efectos secundarios o reacciones adversas a las vacunas?
No hay constancia de ello. Es más, con respecto a los efectos adversos con los que se ha alarmado a la población, relativos a trombosis asociada a plaquetopenia, deberían ser menos probables en personas que toman antiagregantes o anticoagulantes, que son la mayor parte de nuestros pacientes. También parecen suceder más en mujeres jóvenes sanas, menos frecuentes en nuestras consultas. De hecho, ese efecto adverso (trombosis con plaquetopenia) es conocido y mucho más frecuente cuando usamos heparinas, y las usamos todos los días.
¿Por qué es importante que los pacientes con una enfermedad cardiovascular se vacunen?
Por lo mismo por lo que nos debemos vacunar todos: porque hasta que no estemos protegidos todos, no lo estaremos ninguno. Hay que tener en cuenta que el virus puede seguir mutando mientras circule. Cuanto más rápida y amplia sea la vacunación, más probabilidades tendremos de evitar que cambie a peor. Además, las personas que padecen enfermedades cardiovasculares tienen, como grupo, un mayor riesgo de enfermedad grave por COVID y sus complicaciones.
¿Qué mensaje debe lanzar el cardiólogo a los pacientes con enfermedad cardiovascular que tengan miedo a vacunarse contra el coronavirus?
Debemos comprender su preocupación y ser conscientes de que el bombardeo de desinformación no ayuda a tomar decisiones. Desde esa empatía, hay que explicarles que no hay ningún tratamiento médico que no tenga riesgos, pero que precisamente en ellos, que tienen un riesgo mayor si se infectan por COVID, los riesgos de la vacuna, que son menores que los de muchos tratamientos que ya usamos, se compensan con creces.