El modelo convencional de seguimiento del paciente con cardiopatía isquémica crónica estable se ha basado en atenciones fragmentadas por especialistas en cardiología y atención primaria con una periodicidad fija, habitualmente de forma anual. “Sin embargo, la mayoría de estas atenciones no aportan valor al paciente, es decir, no cambian significativamente su estado de salud”, como ha indicado el Dr. Carlos Peña Gil durante su ponencia en el Congreso SEC21 de la Salud Cardiovascular.
El especialista en cardiología ha repasado durante su charla cómo debe planificarse el seguimiento de este grupo de pacientes, gran parte de los cuales se encuentran asintomáticos hasta que presentan un episodio de inestabilización. “Si bien es cierto que a nivel poblacional podemos predecir qué pacientes tienen más riesgo de inestabilizarse, a nivel individual no lo podemos hacer. En este escenario, uno de los retos asistenciales de la atención a estos pacientes es disponer de una rápida accesibilidad al cardiólogo en presencia de síntomas de alarma”, detalla.
Para este especialista, la teleconsulta es una buena herramienta de comunicación entre cardiología y atención primaria, pero, eso sí, siempre que se asegure una contestación ágil por parte del cardiólogo y un acceso sin demoras a consultas de alta resolución, donde en el mismo día se puedan realizar las pruebas complementarias necesarias.
“La visita precoz dentro de los programas de rehabilitación cardiaca durante los primeros 15 días tras el alta hospitalaria del paciente, así como las consultas de puerta abierta (a las que el paciente puede acceder sin cita previa), son importantes para identificar precozmente a aquellos que no están estabilizados tras el ingreso hospitalario”, señala el Dr. Peña Gil.
Para este experto, la principal controversia a la hora de planificar el seguimiento del paciente está en que, aunque alguna guía de práctica clínica lo recomiende, no existe evidencia científica de que la realización y repetición de pruebas complementarias a pacientes asintomáticos pueda modificar el pronóstico de la cardiopatía isquémica estable.
Otro de los retos a los que se enfrentan los cardiólogos en el seguimiento de estos pacientes es, según el Dr. Peña Gil, la gestión del conocimiento. “Todavía hasta un 40% de los pacientes no se benefician de un tratamiento médico optimizado y de las evidencias de la medicina científica”, dice.
Medicina personalizada e IA
Además, el modelo actual de atención, caracterizado por la alta carga asistencial y poco tiempo por paciente, dificulta la implementación de decisiones médicas personalizadas, según el cardiólogo. “La inercia asistencial genera una medicina de ‘talla única’, donde simplificamos la complejidad de los pacientes; así, por ejemplo, en el paciente isquémico realizamos las mismas prescripciones independientemente de sus riesgos isquémicos y hemorrágicos”, detalla.
En esta línea, el Dr. Peña Gil asegura que la medicina personalizada no se puede implementar sin la colaboración de la tecnología y sin sistemas informáticos que ayuden a gestionar la información de los pacientes y a tomar decisiones adecuadas.
Respecto a la aplicación de la inteligencia artificial (IA), el cardiólogo se muestra convencido de que podrá facilitar el control de los pacientes con cardiopatía isquémica estable. Como explica, la primera transformación de la sanidad ha consistido en la generación de repositorios digitales de historia clínica electrónica. “Actualmente, tardamos mucho tiempo en recuperar información clave y elaborar informes. La revolución que viene será la introducción de sistemas que ayuden al profesional, que faciliten nuestro trabajo, la gestión de los datos (incluidos los de imagen médica), la elaboración de informes clínicos de calidad, la explotación de los datos y asegurar la adherencia a las recomendaciones médicas. Sin duda, interpretar los resultados analíticos, detectar interacciones farmacológicas o las indicaciones apropiadas y generar sugerencias basadas en la evidencia en base a las características del paciente lo puede hacer una máquina mejor que nosotros. La cardiología tiene la posibilidad de ser punta de lanza en este nuevo paradigma, introduciendo conocimiento médico en los sistemas con los que trabajamos”, concluye el especialista.