La insuficiencia cardiaca con fracción de eyección reducida (ICFEr) es responsable de muchos de los casos de insuficiencia cardíaca, asociándose con una considerable morbilidad y una marcada disminución de la calidad de vida de los pacientes.
Un simposio del Congreso SEC21 de la Salud Cardiovascular ha evaluado el presente y futuro del tratamiento farmacológico de este trastorno, aludiendo principalmente a las nuevas dianas terapéuticas y la mejor manera de integrarlas en la práctica clínica.
Y es que, en palabras de la Dra. Marisa Crespo-Leiro, de la Unidad Insuficiencia de Cardíaca y Trasplante Cardíaco del Complexo Hospitalario Universitario A Coruña (CHUAC)-CIBERCV, “hay muchos motivos para ser optimistas respecto al presente y el futuro del manejo de la ICFEr, debido a principalmente a que cada vez contamos con más fármacos y nuevas dianas terapéuticas”. La mejor muestra de esta tendencia se evidencia en las numerosas novedades que recogen las guías de insuficiencia cardiaca que ha lanzado este año la Sociedad Europea de Cardiología, y que han sido objeto de atención principal en la conferencia de esta experta.
La disponibilidad de nuevos fármacos, como los inhibidores del SGLT2 (dapagliflozina y empagliflozina), el estimulador de la guanilato-ciclasa soluble (vericiguat) y el activador de la miosina (omecamtiv mecarbil), amplían extraordinariamente el horizonte terapéutico para hacer frente a la ICFEr, aunque también plantea nuevos retos. Entre ellos, como indica la Dra. Crespo-Leiro, “resulta imprescindible identificar correctamente el fenotipo del paciente, saber individualizar el tratamiento y realizar un seguimiento adecuado”; y es que, como apostilla, “es necesario un esfuerzo continuado por parte de todos los profesionales implicados en el cuidado del paciente de formación para conocer muy bien cada fármaco, sus indicaciones, contraindicaciones, uso óptimo y seguimiento”.
Recomendaciones
Hay que considerar en primer lugar a los 4 grupos farmacológicos que mejoran la supervivencia y las hospitalizaciones: los inhibidores del receptor de angiotensina-neprilisina (ARNI) o los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA), los betabloqueantes (BB), los antagonistas del receptor mineralocorticoide (ARM) y los inhibidores del cotransportador de sodio/glucosa 2 (iSGLT2), “por lo que deben de recibirlos todos los pacientes con ICFEr, salvo contraindicaciones o intolerancia”, apunta la cardióloga del CHUAC.
Y para situaciones más avanzadas, es decir, cuando a pesar de tratamiento óptimo los pacientes se deterioran (se descompensan), “puede ser considerado el vericiguat para añadir al tratamiento estándar de la ICFEr, con el fin de reducir el riesgo de mortalidad cardiovascular y hospitalizaciones por IC”, señala.
Lo importante, como recalca esta experta, es que “en la ICFEr cada vez hay más opciones farmacológicas que modifican la evolución de la enfermedad, mejorando la supervivencia y/o la calidad de vida”.