El paciente cardio-renal presenta habitualmente algunos condicionantes que complican su manejo clínico. Un seminario celebrado en el Congreso SEC21 de la Salud Cardiovascular ha tratado de revisar algunas de las claves para optimizar el abordaje de estos casos, haciéndose una valoración particular sobre las dificultades que plantea la presencia de hiperpotasemia.
Y es que, como ha subrayado en su intervención el Dr. José Ignacio Morgado García de Polavieja, “la hiperpotasemia no solo empeora el pronóstico de los pacientes con cardiopatía, sino que limita el tratamiento que podemos ofrecerles”; sin embargo, matiza, “existen novedades terapéuticas para su abordaje”.
Nuevos recursos
En concreto, se cuenta desde hace poco tiempo con dos fármacos (patiromer y ciclozilicato de sodio y zirconio) que han demostrado normalizar las cifras de potasio en pacientes con insuficiencia renal y/o insuficiencia cardíaca. Como destaca este experto, “son eficaces, pero su uso está limitado a especialistas en cardiología, nefrología o medicina interna; se emplean de forma muy restrictiva, y tienen un precio elevado, todo lo cual dificulta su accesibilidad”.
El problema que esto supone es importante, especialmente si se tiene en cuenta la frecuencia y el impacto clínico de la hiperpotasemia en nuestro medio. “Se han descrito tasas de hiperpotasemia que oscilan entre el 5 y el 20% (según los estudios) en los pacientes que sufren insuficiencia cardiaca y cifras que alcanzan el 50% en insuficiencia renal”, recuerda el Dr. Morgado, quien recalca que “la presencia de este trastorno reduce mucho las opciones de tratamiento que reciben estas personas y empeora su pronóstico”.
Ante esta situación, la recomendación de este experto pasa por tratar la hiperpotasemia con restricción de ciertos alimentos y con tratamiento médico, siendo “necesario ahora tener muy en cuenta estos dos nuevos quelantes (patiromer y ciclosilicato de sodio y zirconio), que son mejor tolerados que las resinas de intercambio ionico clásicas y que acumulan una mayor evidencia en pacientes con insuficiencia cardíaca y renal”. Y es que, en su opinión, “en 2021 ya debemos asumir que la presencia de hiperpotasemia no debe limitar el tratamiento que reciben nuestros pacientes para su cardiopatía”.
En general, según el Dr. Morgado, el manejo que se hace en nuestro país del paciente cardio-renal es adecuado, pero existe margen para progresar. “El manejo clínico que se hace es correcto, pero hay áreas de mejora, especialmente con el crecimiento de las unidades cardiorenales”. La SEC, junto a la SEN, ha impulsado un documento de consenso en 2021 asentando la base de las mismas.