“La valoración del ventrículo derecho está plagada de dificultades”, tal y como reconoce el Dr. Juan Manuel Monteagudo Ruiz, que ha participado en un seminario del Congreso SEC21 de la Salud Cardiovascular en el que se han revisado algunas situaciones (insuficiencia tricúspide, ventrículo sistémico y asistencias ventriculares) en las que el ventrículo derecho es el verdadero protagonista y donde su adecuada evaluación tiene un papel fundamental en el manejo del paciente.
En su charla ha puesto el foco en las particularidades que supone la evaluación del ventrículo derecho en una situación de sobrecarga de volumen (insuficiencia tricúspide), aclarando los motivos que la convierten en una situación particular y las posibilidades que existen actualmente para abordarla.
Más allá del TAPSE
La insuficiencia tricúspide es una situación que se caracteriza por un exceso de volumen. De forma análoga a lo que ocurre en la insuficiencia mitral, en este supuesto, los parámetros de función tradicionales, entre los que se encuentra el TAPSE, sobreestiman la función ventricular derecha. “Si aplicamos los puntos de corte habituales, probablemente para cuando detectemos la disfunción ventricular sea demasiado tarde”, indica el Dr. Monteagudo que, aún así, no quita mérito al valor que tiene el TAPSE; sin duda, afirma, “es el parámetro de función ventricular derecha más extendido, está ampliamente disponible, consume poco tiempo realizarlo, es muy reproducible y tiene valor pronóstico demostrado”.
Dadas las limitaciones que presenta este parámetro, se apuesta por incorporar también otros recursos para la evaluación del ventrículo derecho en insuficiencia tricúspide. “La resonancia magnética cardiaca ha venido a suplir las carencias de las herramientas de ecocardiografía 2D en lo que respecta a la valoración del ventrículo derecho en general y, en particular, en el caso de la insuficiencia tricúspide”, destaca Juan Manuel Monteagudo, quien reconoce que “se trata de una técnica de alto coste y escasa disponibilidad, lo que limita su aplicación en una patología que es prevalente y que requiere seguimiento estrecho”. En este sentido, añade, “los avances tecnológicos han introducido herramientas como la ecocardiografía 3D o el strain, más disponibles y que están demostrando su utilidad”.
4 ideas a recordar
Partiendo de esta realidad, el Dr. Monteagudo extrae algunos mensajes clave a tener en cuenta en lo que respecta a la evaluación del ventrículo derecho en la insuficiencia tricúspide.
- La valoración del ventrículo derecho es problemática: su morfología no permite realizar asunciones geométricas y su disposición impide visualizar todas sus porciones en un mismo plano ecocardiográfico bidimensional
- La situación de sobrecarga de volumen presente en la insuficiencia tricúspide añade complejidad al difuminar los puntos de corte habituales de los parámetros de función de ventrículo derecho más utilizados.
- Aunque la RM cardiaca sea una herramienta muy potente en la valoración tanto de la propia insuficiencia tricúspide como su impacto sobre el ventrículo derecho, su alto coste y baja disponibilidad reducen su aplicación
- Herramientas como la valoración del ventrículo derecho mediante ecocardiografía 3D o strain están llamadas a cubrir este vacío