El síndrome aórtico agudo (SAA) es un proceso patológico agudo que sucede en la pared de la aorta y que, como consecuencia, ocasiona una serie de síntomas, siendo el dolor el más habitual de ellos. El SAA más frecuente es la disección de la aorta, pero también destacan el hematoma intramural y la úlcera penetrante de la aorta. Aunque no hay cifras exactas sobre su incidencia en España, de forma aproximada se estima que la incidencia del SAA en nuestro país se sitúa entre 2-4 casos por cada 100.000 habitantes/año.
Tal y como explica el Dr. Antonio José Barros, “sin tratamiento, el SAA y, sobre todo, la disección de la aorta tipo A de Standford” -el SAA más frecuente-, “tiene una mortalidad que puede llegar a ser del 80% a las dos semanas de evolución, y de en torno al 25-30% en las tipo B”. Con un tratamiento quirúrgico apropiado, se ha logrado reducir la mortalidad al 20-25% en el caso de las tipo A y al 12-15% en las tipo B. Sin embargo, además del elevado riesgo de mortalidad del SAA, se trata también de una patología con elevada morbilidad. El experto explica que, según estimaciones, “hasta el 25% de los SAA pueden presentar insuficiencia cardiaca aguda por insuficiencia valvular aórtica o infarto agudo de miocardio, mientras que un 10-15% pueden referir taponamiento cardiaco o isquemia cerebral mesentérica o periférica”.
En este contexto, el manejo terapéutico del SAA resulta fundamental para mejorar su pronóstico. Sobre este aspecto se ha centrado una de las sesiones del Congreso de las Enfermedades Cardiovasculares SEC 2018.
Hematoma intramural en aorta ascendente
El Dr. Isidre Vilacosta ha efectuado algunas reflexiones de interés sobre el hematoma intramural en aorta ascendente que, como comenta, “se suele tratar como si fuera una disección aórtica clásica tipo A; es decir, con cirugía”. “Algunos pacientes con aortas poco dilatadas (<40 mm), estables clínicamente y, sobre todo, si tienen riesgo quirúrgico alto, se pueden beneficiar de un tratamiento inicial conservador”, especifica el cardiólogo.
El pronóstico del hematoma intramural tipo A es similar a la disección tipo A, sin embargo, “algunas series orientales, concretamente de Corea y Japón, muestran como en estos países asiáticos el pronóstico del hematoma intramural tipo A es mejor que el de la disección aórtica clásica tipo A”.
Disección tipo B y dolor abdominal
La disección de la aorta tipo B, aquella que no involucra a la porción ascendente de la aorta, se presenta de forma atípica, casi siempre con dolor torácico bajo o abdominal. El Dr. Barros señala que “el dolor abdominal está justificado, en parte, por un problema isquémico intestinal y renal”. En estos casos, debido a que el grado de sospecha clínica es más bajo, habitualmente el tiempo que se tarda en llegar al diagnóstico es mayor y, por eso, las consecuencias de la isquemia intestinal y renal suelen ser más graves.
Por eso, recalca el experto, “es importante insistir en elevar la sospecha diagnóstica delante de un paciente que se presenta en urgencias con un dolor abdominal”. Y es que, la mortalidad media, cuando la disección de la aorta se manifiesta en forma de dolor abdominal, se sitúa casi en el 28% “a pesar del tratamiento quirúgico o endovascular, condicionado, sobre todo, por la isquemia o el infarto mesentérico y, en un porcentaje menor, por la ruptura de la aorta”.
El Dr. Barros concluye que “el principal reto es conseguir llegar al diagnóstico lo más precozmente posible, antes de que el infarto intestinal esté establecido”. Para ello, prosigue, “hay que conseguir una mayor sensibilización de los clínicos que se enfrentan a un paciente con dolor abdominal, más aún cuando sus características sean compatibles con isquemia visceral”. Además, el cardiólogo apunta que se debe trabajar en el desarrollo y perfeccionamiento de técnicas híbridas que permitan solucionar la isquémica lo más rápidamente posible.
Para el Dr. Vilacosta, “el reto es el tratamiento centralizado de estos pacientes, pues la mayoría de pacientes con SAA tipo A requerirán cirugía urgente”. Así, expone, para “obtener resultados óptimos en la cirugía de estos pacientes, es necesaria su centralización; resulta crucial tener un dispositivo adecuado para trasladar al paciente rápidamente a un centro quirúrgico con experiencia en cirugía aórtica y con un volumen de este tipo de cirugías adecuado para garantizar un buen resultado”.