Los doctores Juan J. Gómez Doblas y Carlos Escobar revisan la evidencia científica más reciente en terapia antiagregante con clopidogrel.
Los primeros trabajos de gran impacto fueron el estudio CAPRIE y el CURE, que supusieron un cambio en la práctica clínica al demostrar reducción de eventos cardiovasculares con clopidogrel. En el contexto del SCA, las guías más recientes de la ESC recomiendan aplicar doble antiagregación con clopidogrel en pacientes con elevado riesgo de sangrado. “Si el paciente tiene un riesgo bajo o moderado de hemorragia, se debe antiagregar con aspirina más ticagrelor o prasugrel dependiendo del contexto clínico y características del paciente, pero con riesgo hemorrágico alto la alternativa es aspirina y clopidogrel”, recuerda el Dr. Escobar (Hospital Universitario La Paz).
Gómez Doblas repasa también la evidencia obtenida en los estudios PLATO y TRITON TIMI 38, con ticagrelor y prasugrel respectivamente, fármacos que si bien marcaron un cambio en el uso de los nuevos antiagregantes en SCA, “ha sido a coste de un aumento de riesgo de hemorragia e incluso algunos eventos adversos”, destaca el cardiólogo del Hospital Universitario Virgen de la Victoria. En ambos estudios, la mayor eficacia se dio en el primer mes de tratamiento, manteniéndose en paralelo a lo largo de todo el seguimiento.
En base a los resultados obtenidos en ensayos clínicos más recientes como el TOPIC, TROPICAL-ACS y PRAGUE-18, este último incluyendo además el factor social del precio de los fármacos, los doctores determinan un perfil de pacientes en los que pasar de ticagrelor/prasugrel a clopidogrel como segundo antiagregante: pacientes con alto riesgo hemorrágico, de edad avanzada, con cirugías recurrentes y aquellos tratados con anticoagulantes directos. Lo que está claro es que en antiagregación actual no hay reglas que valgan para todos los pacientes, hay que individualizar el tratamiento.