Las tasas de supervivencia tras parada cardiaca extrahospitalaria (PCEH) han aumentado en las últimas décadas debido a mejoras en todas las áreas de la cadena de supervivencia. La calidad de vida a largo plazo es un tema en boca de todos. Ya en 2018 se propuso una iniciativa que involucró a pacientes, familiares, médicos, investigadores y al Comité de Enlace Internacional sobre Reanimación (ILCOR); por medio de ella, se alcanzó un consenso para medir los resultados relacionados con la calidad de vida mediante cuestionarios validados (EuroQol Health Questionnaire, 12-Item Short Form Health Survey y Hospital Anxiety and Depression Scale).
La calidad de vida post PCEH ha sido investigada en otros estudios, aunque con escaso seguimiento y discreto número de pacientes, motivo por el que se propuso el desarrollo de este estudio. En este caso, tras recoger datos de PCEH de 20 años de seguimiento, finalmente se obtuvieron un total de 2.552 pacientes con respuestas a las encuestas completas con un seguimiento de entre 0-1 años y más de 15-20 años desde el evento. Realizaron tres comparaciones principales, pacientes post-PCEH con la población de referencia, pacientes post-PCEH según el tiempo de seguimiento y pacientes post-PCEH respondedores a las encuestas frente a no respondedores.
En primer lugar, compararon pacientes post-PCEH con la población de referencia danesa. En este sentido, no se objetivaron diferencias significativas desde el punto de vista de calidad de vida, habiendo respondido los pacientes post-PCEH mayoritariamente no tener problemas o ligeras dificultades de movilidad, cuidado propio, realización de actividades habituales, dolor o disconfort. Asimismo, la percepción de salud mental y física no aportó diferencias significativas entre supervivientes y población de referencia, como también se observó en el ámbito psicosocial, obteniendo resultados de ansiedad y depresión similares.
En el análisis de subgrupos según el tiempo desde la parada, tampoco se observaron diferencias significativas, es decir, que los pacientes que habían sufrido una PCR en los últimos años (pacientes con menor seguimiento) no presentaban mejores resultados en cuanto a calidad de vida que los pacientes que la presentasen hace 20 años (a pesar de las mejoras en la cadena de supervivencia con el paso del tiempo, de ser los pacientes con PCEH más recientes los que más desfibrilaciones recibían y más reanimación cardiopulmonar [RCP] por parte de espectadores). Por ejemplo, los pacientes con seguimientos de 0-1 año presentaban bajas tasas de ansiedad en un 73%, mientras que los pacientes de seguimientos de más de 15-20 años tenían resultados de baja ansiedad en un 89%, de igual manera que ocurría con la depresión con valores de 79% y 87% de bajo riesgo respectivamente.
Por último, compararon diferencias entre pacientes respondedores frente a no respondedores de las encuestas, sin observar diferencias demográficas (edad similar, más varones…), aunque sí habían recibido menor desfibrilaciones y menor RCP por espectadores los pacientes no respondedores (los autores señalan que pueda ser debido a cambios en la práctica de la RCP con el paso del tiempo), tampoco hubo diferencias cuanto a calidad de vida.
Es cierto que tuvieron una tasa de respuesta del 56%, lo que puede ser un sesgo debido a que estos pacientes eran los que se encontraban en mejor estado,, no obstante, sigue siendo una población no desdeñable, ya que se trata de 2.552 pacientes incluidos en el estudio final. Tampoco debería ser una limitación el sesgo del superviviente sano, puesto que lo que plantearon es contrastar la calidad de vida física y mental de pacientes supervivientes a PCEH y no supervivencia de la PCEH per se.
Los autores concluyen, por tanto, como ya destacó la American Heart Association, que sería óptimo agregar un nuevo eslabón en la cadena de supervivencia de la RCP que aborde las necesidades de los supervivientes en materia de salud física, mental, emocional y de apoyo social.
Referencia
Long-term quality of life after out-of-hospital cardiac arrest
- Harman Yonis, Kathrine Kold Sørensen, Henrik Bøggild, et alKristian.
- JAMA Cardiol. 2023;8(11):1022-1030. doi:10.1001/jamacardio.2023.2934