Las relaciones interpersonales son muy importantes, tanto para nuestra vida personal como para la profesional. Para nosotros, médicos de profesión, las relaciones o contacto personal son esenciales para la relación con nuestros pacientes y sus familiares, para el trabajo en equipo con nuestros compañeros, y, de forma no menos importante, para nuestra formación.
El encuentro con el otro, personal o cara a cara, es algo que ha preocupado a lo largo de los siglos a filósofos y psicólogos sociales, lo que ha quedado reflejado en el denominado problema del otro y la cuestión de la intersubjetividad o de la alteridad. Sobre él han reflexionado los filósofos en las épocas moderna y contemporánea. Descartes, Kant y Hegel entre otros, lo han hecho con muy distintos matices y perspectivas. Descartes utilizó el argumento cogito ergo sum (pienso, luego existo) aunque, al plantear como única certeza la existencia de un yo pensante, este planteamiento cartesiano desnaturaliza al otro, al que le hace solo fruto de una abstracción trascendental. Perspectivas posteriores han visto al hombre como un sujeto moral (Kant) o como un yo instintivo (Hume). Según el empirismo inglés, antes de conocer al otro por medio de la razón nos vinculamos a él por medio del instinto. En la época moderna se configura la idea de que el hombre necesita a los otros hombres para construirse a sí mismo, y estos otros le exigirán responsabilidad y compromiso. A partir de ese momento, el individuo deja de ser concebido en solitario para ser considerado en relación con los demás. Un ser que, de alguna forma, necesitaría a los demás para ser él mismo. (1)
Quizás esto explique la profunda impresión que puede producir en nosotros la relación con los otros. Existe importante investigación en psicología social que señala la idea de la importancia de las relaciones interpersonales positivas, y cómo éstas son fundamentales para producir energía en la vida de las personas. Cuando las personas experimentan interacciones positivas, aunque se traten de encuentros temporales, resultan enriquecidos y elevados en sus actitudes personales. Estas relaciones positivas, de las que todos tenemos experiencias personales, son bastante poderosas y tienen una duración prolongada. Cuando los individuos son capaces de construirlas, surgen importantes consecuencias psicológicas, emocionales, intelectuales y sociales. Las relaciones positivas también ayudan a las personas a trabajar mejor y a aprender más intensamente. El intercambio de información, la participación y el compromiso con otras personas es significativamente mayor cuando las relaciones son positivas, de manera que la productividad y el éxito en el trabajo son mucho mayores. Y esto puede observarse claramente en las organizaciones. (2)
En la educación también es fundamental la relación interpersonal. En la docencia, y en especial en el desarrollo profesional continuo, el contacto personal, en forma de interacción con el docente o con otros discentes, son elementos esenciales del aprendizaje en general y del aprendizaje médico en particular. (3) Estrategias de apoyo del aprendizaje de la medicina y del desarrollo profesional continuo como la supervisión, la mentoría y el entrenamiento o coaching se basan indefectiblemente en la relación interpersonal, en el establecimiento de una relación interpersonal positiva que permita orientar, corregir y acompañar a la persona tutelada, desbloqueando sus actitudes negativas de ser necesario, al objeto de alcanzar el máximo de su potencial personal y profesional. (4)
Llegado este punto, creo que entenderemos mejor la importancia del contacto personal en la formación médica y la relevancia de este aspecto en los congresos médicos. Las nuevas tecnologías de la información y comunicación pueden contribuir a realizar y sustituir una parte importante de la actividad que se lleva a cabo en un congreso médico, pero es evidente que no pueden suplir la importancia del contacto personal y de las relaciones interpersonales, y el relevante papel que juegan para inspirarnos, apoyarnos y ayudarnos a mejorar profesionalmente. Reuniones de investigadores, establecimiento de redes de investigación y colaboración en proyectos son solo algunos de los aspectos que suelen realizarse en los congresos para los que el contacto personal me parece importante. Comentar con compañeros de confianza, y cuya opinión respetamos, los aspectos más relevantes y críticos de algunas de las presentaciones a las que hemos asistido es esencial para modular la conclusión que podamos extraer de ellas y la aplicación que de las mismas hagamos en nuestra práctica clínica. La potenciación de la amistad, cuyo valor educativo fue ya subrayado por Aristóteles, y la facilitación de la sociabilidad, el contacto con otros compañeros con intereses comunes en la ciencia y en la vida, son un elemento fundamental para facilitar el aprendizaje y el desarrollo profesional a largo plazo. (5)
En contra de lo que pudiera pensarse, el contacto personal que tiene lugar en los congresos médicos y en otros entornos docentes no es solo importante para el que va a aprender, sino que también, y de forma no menos relevante, para el que va a enseñar, pues con frecuencia, cuando se diserta y discute se aprende más que se enseña, como saben bien todos los docentes. “Huid de escenarios, púlpitos, plataformas y pedestales. Nunca perdáis contacto con el suelo; porque sólo así tendréis una idea aproximada de vuestra estatura” nos dejó dicho Antonio Machado, subrayando la importancia de contrastar con la realidad de los otros nuestra percepción de las cosas y acentuando la necesidad de ponerse a nivel de los demás, la necesidad del contacto personal para el crecimiento mutuo. Da la impresión de que el gran poeta ya nos recomendara mantener el contacto personal como esencial en nuestras actividades sociales y formativas.
Podemos concluir, por tanto, que necesitamos, y seguiremos necesitando, el contacto personal en nuestra vida y en nuestra profesión. Desde mi punto de vista, los congresos médicos deberán seguir evolucionando y adaptándose a los nuevos tiempos y tecnologías, pero si quieren seguir manteniendo gran parte de su esencia y eficacia docente, no deben perder el contacto personal “cara a cara” como herramienta esencial de la formación humana, y, lógicamente, de la formación médica.
Bibliografía
- Gijón Casares M. Encuentros cara a cara: Valores y relaciones interpersonales en la escuela. Barcelona : Grao, 2004.
- Developing managerial skills. Whetten DA, Cameron KS. Essex : Pearson, 2016.
- A practical guide for medical teachers. Dent JA, Harden RM. Londres : Churchill Livinstone Elsevier, 2013.
- Understanding medical education. Evidence, theory and practice. T, Swanwick. Londres : Wiley Blackwell, 2015.
- Rodríguez Sánchez RA. Thémata. Revista de filosofía. 2000. págs. 217-226. Vol. 24.