Cerca de 68.000 mujeres murieron en España por enfermedades cardiovasculares durante 2015, según el último informe del Instituto Nacional de Estadística (INE). Ese mismo año murieron 56.400 hombres por esta misma causa. Esto pone de manifiesto que mueren 10.000 mujeres más que hombres por enfermedad cardiovascular.
Para abordar los aspectos diferenciales de la cardiopatía en la mujer, se ha celebrado una mesa redonda en el Congreso de las Enfermedades Cardiovasculares SEC 2017, que ha estado moderada por la Dra. Paola Beltrán Troncoso, quien recuerda que la cardiopatía isquémica es la primera causa de muerte en la mujer. “Causa 10 veces más muertes que el cáncer de mama”, dice la experta.
La presentación inicial de la cardiopatía isquémica en la mujer es, con mayor frecuencia, la angina de pecho; mientras que en el hombre es el infarto. Pero más allá de esta primera puntualización, la enfermedad cardiovascular presenta muchas diferencias entre hombres y mujeres. En este sentido, la Dra. Beltrán aclara: “Hablamos de diferencias de género y no de sexo, pues no se trata sólo de diferencias biológicas, sino también de roles, normas culturales o comportamientos que vienen dados por la sociedad”.
Diferencias biológicas
La mujer suele tener una frecuencia cardiaca entre tres y cinco latidos más rápida que la del hombre. Además, las cavidades cardiacas de la mujer son de menor tamaño que las de ellos y sus arterias coronarias, más estrechas. De hecho, la experta recuerda que “hasta hace poco, el tamaño de los stent no era adecuado a las arterias coronarias de la mujer”.
También existen alteraciones electrocardiográficas en relación al aspecto hormonal. Hasta ahora se defendía que la menopausia es un factor de riesgo de cardiopatía y se pensaba que, hasta entonces, la mujer estaba protegida. Pero, en realidad, el aspecto hormonal y reproductivo tiene su impacto a lo largo de toda la vida reproductiva. “Tenemos que recordar que hay patologías cardiovasculares propias del periparto”, indica la Dra. Beltrán.
Diferencias de género
Por otro lado, hay motivo de preocupación por el aumento de la incidencia del infarto en la mujer joven, menor de 45 años. En estos casos, el riesgo cardiovascular se dispara por el tabaquismo, el uso de anticonceptivos y el estrés psicosocial.
“La mujer está sometida a un estrés psicosocial mayor que el hombre y generalmente está mal gestionado”, señala la experta. El estrés psicosocial tiene que ver con el género y está reconocido como factor de riesgo de la enfermedad cardiovascular.
Diferencias fisiopatológicas
El trombo, mecanismo más clásico de la cardiopatía isquémica, es menos frecuente en la mujer, que presenta más erosiones de placas y mucha más afectación de la microcirculación. “El MIMOCA, infarto con arterias coronarias sanas, es más frecuente en mujeres”, explica la Dra. Beltrán.
Todos estos aspectos tienen consecuencias al trasladarse esa patología diferencial a los síntomas. Durante muchos años, se ha estado diciendo que la presentación clínica de la cardiopatía isquémica en la mujer era atípica. “Esto empieza a ser discutido. Hay datos más recientes y parece que el dolor torácico es tan frecuente en la mujer como en el hombre”. La presentación de síntomas atípicos es más frecuente, sobre todo, en mujeres jóvenes o de edad avanzada. “En esos casos la mujer puede no presentar tanto dolor en el pecho y sí en la mandíbula, dolor interescapular, malestar general o náuseas; es decir, síntomas menos específicos”, aclara la Dra. Beltrán.
Todas estas diferencias, junto a la baja percepción social de que la mujer puede verse afectada por un infarto, explican el retraso en la búsqueda precoz de asistencia con el consecuente impacto pronóstico. “Hay un mayor retraso en la angioplastia en mujeres que en hombres, precisamente por el retraso en la búsqueda de asistencia sanitaria”.