En el último comentario dedicado al documento de consenso de la SEC sobre las indicaciones de los inhibidores de la PCSK9 en la práctica clínica, Ángel Cequier, Juan J. Gómez Doblas, Esteban López de Sá y Raquel Campuzano analizan el perfil de pacientes con enfermedad cardiovascular en los que la máxima reducción de colesterol LDL sería un objetivo prioritario, las estrategias recomendadas y las principales conclusiones del documento.
Numerosos estudios de prevención primaria y secundaria han documentado que la reducción de los niveles de c-LDL conlleva un descenso de las tasas de eventos cardiovasculares. Los objetivos recomendados en las guías europeas de dislipemias de 2019 resultan difíciles de alcanzar limitando el tratamiento a estatinas de máxima potencia o su combinación con ezetimibe, mientras que la adición de inhibidores de la proteína PCSK9 (iPCSK9) ofrece la posibilidad de llegar a objetivos de forma rápida y mantenida.
Ante la dificultad económica y logística para aplicar esta estrategia a todos los pacientes con riesgo cardiovascular (CV) muy elevado, es importante identificar los subgrupos de pacientes en los que esta significativa reducción de c-LDL puede ser más beneficiosa. Juan José Gómez Doblas (Hospital Clínico Universitario Virgen de la Victoria, Málaga), apunta las poblaciones que presentaban un mayor beneficio una vez tratados con iPCSK9 en los estudios FOURIER y ODYSSEY Outcomes, todas ellas de muy alto riesgo CV: pacientes diabéticos, con enfermedad vascular periférica o polivascular, con insuficiencia renal crónica; pacientes con enfermedad coronaria multivaso o sometidos a revascularización con cirugía coronaria, y aquellos con niveles de lipoproteína (LPA) elevada o muy elevada.
En cuanto a la estrategia a aplicar, Esteban López de Sa y Areses (Hospital Universitario La Paz, Madrid) extrapola su experiencia en otras terapias de prevención secundaria: “la estrategia que siempre ha resultado mucho más efectiva es no desperdiciar los episodios agudos o las descompensaciones, por ejemplo el síndrome coronario agudo”. Así, para alcanzar objetivos lo más rápidamente posible el doctor recomienda obtener el nivel de c-LDL nada más ingresar el enfermo, o cuando se detecta una subida en los niveles del paciente ambulatorio, ya que la mayor parte de los eventos suceden durante los primeros meses. “Cuanto antes empecemos, mejor”, concluye el especialista.
Como recomendaciones prácticas del documento, Raquel Campuzano (Hospital Universitario Fundación Alcorcón, Madrid) destaca tres mensajes: ser cada vez más agresivo y actuar cuanto antes para controlar los niveles de c-LDL para alcanzar los niveles de las guías; la dificultad de conseguir esos objetivos precisa de más herramientas en el tratamiento lipídico, por lo que la última conclusión es la necesidad de contar con los iPCSK9 como herramientas muy potentes, “porque sabemos que estamos reduciendo eventos, especialmente pacientes diabéticos, con insuficiencia renal, panvasculares, hipercolesterolemias familiares y la muy novedosa elevación de LPA”.
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