Pablo Díez-Villanueva, presidente de la Sección de Cardiología Geriátrica), analiza el registro con sus principales impulsores, Albert Ariza y Oriol Alegre.
Albert Ariza explica cómo la vida real ha motivado la realización de este proyecto: “cada vez tenemos más pacientes de edad avanzada y poca información para tratarlos”. Así, este registro contempla datos de 44 hospitales nacionales con más de 500 pacientes mayores de 80 años con SCASEST.
Entre los resultados obtenidos en los distintos análisis realizados, Oriol Alegre subraya los datos en relación al impacto pronóstico de la fragilidad, con una incidencia de mortalidad considerable en aquellos pacientes frágiles. Otro estudio realizado con la cohorte LONGEVO comparaba la estrategia invasiva y la conservadora, sin beneficio significativo en los pacientes frágiles, aunque esto puede atribuirse a que la carga de comorbilidades podría diluir el efecto de la revascularización.
Un último resultado interesante se obtuvo al evaluar el impacto de las condiciones geriátricas sobre el riesgo hemorrágico: “parece que la edad por sí misma no sería un condicionante de mayor riesgo hemorrágico, pero sí la comorbilidad”, concluye el Dr. Alegre. En este sentido, uno de los puntos más importantes en este campo tiene que ver con el tratamiento antiagregante plaquetario.
Más allá de estos resultados que invitan a futuros estudios, los doctores destacan el valor de este registro para el cardiólogo clínico al aportar nuevas herramientas y resultados prácticos que facilitan el diagnóstico y tratamiento en el paciente anciano.